Marcharon en la plaza en rechazo del protocolo del aborto

“Tenía 19 años y estaba asustada. Yo ya tenía otro hijo en soltera, y mis padres me habían aceptado. Volver con otro embarazo y encima de un chico tres años menor de yo, era algo que no lo iban a soportar. La sociedad los señalaría con el dedo. ¡Y ellos que eran tan religiosos! Desesperada fui a contarle a una amiga. Y ella me dijo: ‘yo conozco un lugar’. Era cerca de la vieja terminal, frente a la vía, por la Marco Avellaneda. Entré y me encontré con seis chicas en la sala de espera. Estaban en mi misma situación. La que me operó me dijo: no te hagás problema, aquí termina todo tu problema. Pero me mintió. Ahí comenzó todo. Hoy pienso que tendría ocho años. Y que quizás sería parecido a mi otro hijo, su hermanito...” .

El relato de M. se pierde entre las lágrimas. Como el de María Eugenia, sólo que ella lloró desde un principio. Abrazada a su hija Rosarito, de 11 años, enfrentó al micrófono desde un escenario de espaldas a la Casa de Gobierno. “Pasé todo mi embarazo sola porque él se borró. Me sentía sola y no tenía ganas de seguir. Pero continué, porque el niño que había en mi vientre no tenía la culpa de lo que a mí me estaba pasando. Me costó mucho llegar al final, pero hoy, puedo decir que ella, mi hija, es mi orgullo, y lo que más amo en mi vida”, dijo sin dejar de llorar ni un minuto.

La plaza Independencia se llenó de globos blancos que distribuyó el Epasi (de la iglesia evangélica). Cientos de mamás con sus cochecitos llevaban carteles que rezaban “el aborto no es un derecho. Es un crimen porque mata una vida humana”. También había carteles con fotos de bebés abortados y una procesión de niños monaguillos vestidos cada uno con su alba, que llevaban una pequeña imagen del Niño Jesús adornado con flores amarillas. Llegaron en colectivo desde la lejana parroquia de Nuestra Señora del Carmen de Aguilares, junto con sus madres y vecinos. La marcha fue organizada por los movimientos pro vida de la provincia (Grávida, Nutrir, Cáritas, Unidos por la Vida, Comisión de Derecho a la Vida del Colegio de Abogados, entre otros) todos presentes con pancartas para decirle no al “Protocolo de atención a personas con derecho a la interrupción legal del embarazo” del Ministerio de Salud de la Nación. Idénticas marchas se repicaron en todo el país.

El acto comenzó con el himno nacional y siguió con una dramatización, la disertación de la médica genetista Daniela Montanari sobre los efectos del aborto en la mujer, la proyección de videos con testimonios de mujeres que abortaron y la visión de un abogado que habló sobre la inconstitucionalidad del protocolo.

Al final la abogada Mara Mockevich, entregó un petitorio a la senadora nacional Liliana Negre de Alonso para ser entregado a las autoridades nacionales. El escrito, de 10 puntos, rechaza “el derecho a la interrupción legal del embarazo. Jamás puede ser legal cometer un delito”, dice. “El aborto es un delito tipificado en el Código Penal”, dice. Pide que se retire el protocolo “sin resolución legal”. Lo califica de ilegal, porque establece la obligatoriedad de cometer delito de aborto, ante el sólo pedido de la embarazada, sin mediar orden judicial, ni denuncia penal. Afirma que “es contrario a la ley 25.673 que prohíbe el aborto en el Programa de Salud Sexual y Procreación Responsable, o sea que vulnera la misma ley que invoca como fuente normativa”.

“Nuestro ministro de Salud de la Provincia debió oponerse públicamente a este protocolo y defender la vida de los tucumanos en gestación, ya que la provincia es soberana para legislar en materia de salud. Le pedimos al doctor Pablo Yedlin que no se aplique en ningún lugar de Tucumán este protocolo de muerte”, reclamó, entre otros puntos el petitorio.