Un interior inspirador para un diseñador digital

Un interior inspirador para un diseñador digital

Tiene un interior expuesto y crudo, con los ductos de la ventilación y el cableado eléctrico visibles. El equipo creativo convive en un espacio abierto

ENTORNO. El edificio de Adobe tiene un interior expuesto y crudo, con los ductos de la ventilación y el cableado eléctrico visibles. Peter DaSilva/The New York Times ENTORNO. El edificio de Adobe tiene un interior expuesto y crudo, con los ductos de la ventilación y el cableado eléctrico visibles. Peter DaSilva/The New York Times
03 Mayo 2015
Geoff Dowd (foto) es el director de diseño de la experiencia en Adobe Systems en San Francisco (Estados Unidos) y es el que, a continuación, relata su proyecto: un edificio que respira

Adobe ocupa el histórico edificio Baker and Hamilton, en el distrito del diseño, en San Francisco. Tiene un interior expuesto y crudo, con los ductos de la ventilación y el cableado eléctrico visibles. También tiene las paredes de ladrillo y las vigas metálicas originales que brindan protección contra terremotos. Es como estar en un edificio vivo, que respira. El espacio me recuerda la forma en la que funcionan las cosas y esa belleza también está dentro de un objeto, no solo en el exterior.

La compañía que construyó nuestro edificio comenzó proveyendo a los mineros con picos, palas y otras herramientas durante la Fiebre del Oro en 1849. Parece algo adecuado que ahora hagamos herramientas creativas aquí.

Crear una experiencia. Mi grupo, que trabaja en proyectos semilla, o herramientas del futuro, se encuentra en el primer piso. Tomamos el nombre Adobe XD por el diseño de la experiencia, en lugar del más común UX, o experiencia del usuario. Decíamos cosas como: “necesitamos tener algo de XD en este proyecto”, y pareció encajar.

1. Entorno no concluyente

Para mí, la única forma en la que nuestro equipo creativo puede funcionar es en este espacio abierto. Los muros bajos entre cubículos nos permiten asomarnos hacia donde está nuestro vecino para ver en dónde va en algún proyecto. O podríamos oír una conversación técnica o una crítica al diseño e intervenir. Si veo discutiendo a un grupo reunido alrededor de una pantalla de computadora, me acerco y proporcionó alguna guía. Por lo general, el grupo no me quiere allí porque hago que tengan más trabajo.

2. Artículos de colección

A uno de nuestros diseñadores se le ocurrió hacer cromos para canjear para cada persona del equipo. Les dije a los empleados que se dibujaran unos a otros, y cada trimestre reparto una nueva serie de seis o siete cromos en un paquete bellamente envuelto, como si fueran tarjetas de béisbol para cambiar. Apenas podemos esperar a ver a quién le tocó que alguien lo dibujara ese trimestre. Las tarjetas hacen que seamos celebridades, en cierto sentido, pero nos mantienen humildes al saber que somos parte de una familia enorme.

3. Nacimiento de un bolígrafo

En mi oficina, tengo prototipos de nuestros productos de Adobe Ink, que es un bolígrafo para iPad que usan diseñadores, ilustradores digitales, maestros de arte y quienes tienen pasatiempos. A últimas fechas, tengo un conjunto de ellos sobre un libro que trata del arquitecto Richard Neutra.

Inspiración fuera del horario laboral. Al finalizar el día, es frecuente que vayamos a un bar y sigamos hablando del diseño. Nuestras mejores críticas surgen cuando nos alejamos del escritorio y bebemos algunas cervezas mientras hacemos una lluvia de ideas.

De un lado para el otro. Existe la presión de los pares para hacerla bien en este sector. Tenemos horarios de locura y hemos pasado noches enteras trabajando, pero cuando no hay mucho qué hacer, nos alentamos mutuamente a salir e inspirarnos. Como diseñadores, tenemos que estar observando a nuestro alrededor, constantemente, notando personas y tendencias. Tengo una bicicleta a la vuelta de donde está mi escritorio y, ocasionalmente, voy hasta el estadio de béisbol donde juegan los Gigantes y atrapo una entrada a través de la barda. No le diga a mi jefe.

4. El motivador

En el verano de 2013, abrí la revista New York en una fotografía de Jay Z y no la he cambiado desde entonces. Su expresión es intimidante, pero motivadora. Cuando tengo algún fracaso y siento pena de mí mismo, él solo me mira fijamente, con frialdad. Cuando tengo un gran éxito y brinco hasta mi escritorio lleno de mí mismo, me mira de la misma forma. Ponte a trabajar, dice.

5. Su héroe

Mi padre ya fallecido egresó de Julliard y fue el principal timbalista de la Sinfónica Eugene en Oregón. Yo crecí detrás de sus timbales de orquesta y muy atrás en el foso para la orquesta. Estuve constantemente rodeado de profesionalismo, no solo el suyo, sino el de sus colegas, estudiantes y tramoyistas. Está tan sereno en esta foto. Cada vez que la veo, me siento más erguido, trabajo con mayor ahínco y soy muy profesional.

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