Tienen 40 años, no sueñan con encontrar una pareja y disfrutan de la soltería

Tienen 40 años, no sueñan con encontrar una pareja y disfrutan de la soltería

Cada vez más personas eligen vivir solas, priorizan su realización profesional y valoran la autonomía y la libertad

CONCENTRADO. El mercado inmobilario acompaña la tendencia “single”: cada vez se construyen más departamentos de uno y dos ambientes. LA GACETA / FOTO DE INÉS QUINTEROS ORIO CONCENTRADO. El mercado inmobilario acompaña la tendencia “single”: cada vez se construyen más departamentos de uno y dos ambientes. LA GACETA / FOTO DE INÉS QUINTEROS ORIO
Que se le escapó el tren. De ninguna manera. ¿Solterón? En absoluto. Nada de connotaciones negativas. Mariano tiene 39 años y se siente “en la flor de la vida”. Admite que estar cercano a las cuatro décadas y encontrarse soltero no es algo que había planeado. Pero no lo lamenta. Al contrario. Disfruta de la libertad que tiene para salir, la autonomía, la posibilidad de viajar y de darse los gustos que quiere.

Es procurador, aunque no ejerce. Tiene su propio negocio de electrónica. Allí trabaja ocho horas por día. Le gusta dormir la siesta, ir al gimnasio y salir de noche, cuatro o cinco veces a la semana. Uno de sus mayores placeres: ver cine y hacer comentarios de películas. Es fanático de las tiendas coleccionistas. Entre sus figuras favoritas están las de Stars Wars y las de Rocky Balboa.

Mariano es un hombre inteligente y exitoso en los negocios. Estuvo en pareja varios años. Y hasta probó la convivencia. Pero no se dio. Ahora le gustaría volver a enamorarse. Aunque no lo ve como algo fundamental para acercarse a la felicidad. “Nunca viví como un problema el hecho de estar solo”, dice el profesional. Además, sostiene que ha cambiado la visión social del soltero. “Ya no te preguntan a cada rato cuándo te casás. Cambió también esa idea de pensar: ‘me recibo y me caso’. Hoy creo que prima independizarse, disfrutar algunos años de estar solo y después, si se da, viene la convivencia”, dice.

“Además, ahora cuando salís te encontrás con un montón de gente en tu misma situación, que están solos porque nunca se casaron o porque están separados. No sufrís la soledad porque hay mucho para hacer. La vida ya no es de la casa al trabajo y viceversa. Podés salir todas las noches que, seguro, vas a encontrar diversión”, asegura.

Es alto, morocho y ya se le pintan las primeras canas. Vive en un departamento que está pagando cada mes. “Lo que más me cuesta de mi independencia es el tema de la comida. Odio cocinar para mí solo; siempre termino tirando alimentos”, cuenta. Le gusta ahorrar. El objetivo: viajar. En los próximos meses se irá a Nueva York y para 2016 tiene el sueño de conocer Europa durante un mes.

“Lo que más me impresiona: cuando veo a mis ex compañeros y me cuentan que tienen hijos de 13 o 14 años. Me pregunto: ¿qué hice todos estos años? Pero después se me pasa porque realmente soy feliz. Por suerte, tengo muchos amigos, y de fierro”, confiesa. Admite que cuando se está cerca de los 40 años cuesta mucho “engancharse” sentimentalmente. “A esta edad la gente tiene historias dolorosas en su repertorio, se acostumbra a estar sola y no sale a buscar. Más bien se queda con la famosa frase ‘ya va a llegar’”, comenta.

La historia de Mariano- parecida a la de muchos adultos jóvenes cercanos a las cuatro décadas- muestra un paradigma de prioridades diferente al establecido hace un tiempo: la realización profesional cobra cada vez más protagonismo frente a la urgencia de formar una familia

Qué cambió

Según los expertos, los cambios sociales que dejaron sus huellas en el estado civil de las personas son: la adolescencia se prolonga, la mujer salió a trabajar y aumentó la edad promedio de los que se casan o conviven.

El último censo nacional ha demostrado que son cada vez más los que eligen no tener una pareja estable. Tanto que Argentina ya tiene más habitantes solteros (15.652.412) que casados (10.785.133). Nuestra provincia no se queda afuera de esta realidad. En 10 años, aumentó un 40% la cantidad de personas solas. Si tenemos en cuenta a los individuos de más de 14 años, el 53% de los tucumanos se declara soltero (571.633). Además, hay 42.855 divorciados y 60.045 viudos. Algunos viven con sus padres, otros con sus hijos, hermanos o parientes y casi 40.000 no comparten el techo con nadie.

La demanda de hogares unipersonales no para de crecer y eso se nota claramente en el mercado inmobiliario de la ciudad. Solo dentro de las cuatro avenidas hay 1.365 edificios, más otros 200 nuevos que están en construcción. Y el 80% de los nuevos emprendimientos son monoambientes o departamentos de un dormitorio, especificó Luis Lobo Chaklián, subsecretario de Planificación Urbana de la capital.

Nunca antes hubo una demanda tan alta de departamentos de uno o dos ambientes, cuenta María Luz Robles, agente inmobiliaria. Lo confirma Guillermo Sobrino, que tiene una empresa constructora. El centro, barrio Norte, barrio Sur y la avenida Mate de Luna son los sitios preferidos de los solteros.

Los últimos censos son testigos de estos cambios: en 1991 el 9% de la población vivía sola, en 2001 el 11% y en la actualidad, el 17%. Y es una cifra que aumenta día a día. Hoy las construcciones más elegidas del mercado van desde los 25 y hasta los 45 metros cuadrados. En esos pequeños espacios, cada vez más solteros -y sin apuro- construyen su mundo. Para ellos, lo importante es aclarar que vivir solo tampoco significa estar solo en el mundo.

Luciana (37 años), docente

“En un principio estaba en pareja y hace dos años me separé (no porque lo elegí). Hoy por hoy sí elijo estar soltera porque así estoy bien y porque aún no apareció la persona que yo creo que sea la indicada para estar en pareja. Eso no significa que esté cerrada a conocer a alguien. Los pro de vivir sola: no tenés horarios ni rutinas muy marcadas, no tengo que cocinar a determinada hora, no doy explicaciones a nadie sobre adonde voy ni a que hora vuelvo, nadie te cuestiona nada. Lo malo es que a veces está bueno compartir y estar en compañía. Pero por lo general suplanto ese momento con amigos y familia. Me gusta aprovechar mi soltería para viajar y conocer mucha gente, y compartir diferentes cosas que tal vez si estuviera en pareja me lo cuestionarían. Soy muy feliz. Tengo un hermoso trabajo en el que aplico las dos carreras que estudié. Me gusta lo que hago, tengo amigos, puedo salir los fines de semana, me voy de vacaciones. Sí me gustaría haber tenido hijos porque dicen que es inexplicable el amor que se tiene por los hijos, pero mis ganas de ser madre en este momento no son tantas como para ser madre soltera. Mientras tanto disfruto plenamente de hacer cosas para mí. En la vida creo que hay que disfrutar y agradecer de lo que uno tiene y le toca vivir. Aprovecho al máximo las cosas buenas y que me gustan. La verdad casarme no me pesa para nada”.

Romina (43 años), artista


“¿Por qué estoy soltera? No sé si por elección, pero, prefiero mil veces estar sola que mal acompañada, y más con mi edad, 43 años. Igualmente, nunca la paso mal. No vivo sola, vivo con mi familia y eso si es por elección. La máxima para aprovechar mi soltería es la libertad de hacer lo que quiero cuando quiero sin dar explicaciones a nadie. Impagable. Me gusta salir con amigos u organizo juntadas con ellos, solteros y casados; no tengo drama a la hora de divertirme. Tengo muchas actividades. A veces me preguntan si soy feliz. Casi siempre y cuando puedo, como todos, no soy ni más ni menos feliz por estar soltera. No me pesa para nada no casarme, no siento presión ni preocupación ni ganas. En cuanto a tener hijos, no creo que sea para todo el mundo. Desde hace muchos años tomé la decisión de no tener, no es lo mío; yo prefiero ser tía”.

Martín (41 años), economista

“Estudié Ciencias Económicas y logré hacer un posgrado en Estados Unidos, que era mi sueño. Conseguí un buen puesto en una empresa y me compré mi departamento. Tuve varias relaciones, pero ninguna tan seria como para comprometerme. Tampoco estoy seguro si eso es lo mío. Nunca me vi como esposo y padre. Me parece que no sirvo para eso, es demasiada responsabilidad. Más allá de mi trabajo, los pilares de mi vida son mis amigos y mis hobbies. En mi tiempo libre hago fotografía, ando en bicicleta, corro y salgo mucho con mis amigos. Me gusta viajar solo. Eso me ayuda a encontrarme conmigo mismo. Lo que más disfruto de la soltería: ser dueño de mi tiempo. Admito que hay cosas que me gustaría compartir con alguien, pero no es algo que tenga apuro. Vivo solo, pero mi vida no transcurre sola. Tengo mucha, mucha gente a mi alrededor. Me imagino en el futuro no muy lejano así como ahora. No descarto la posibilidad de ser padre, y tampoco me desagrada la idea de ser padre soltero”.

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