Consensuar, clave para vivir una noche de paz

Consensuar, clave para vivir una noche de paz

En estos tiempos de familias ensambladas quizás te toque alguna fiesta sin tus hijos. Posiblemente, lo mejor que podés regalarte es la claridad de saber que, aunque no compartan la alegría al pie del arbolito, ellos están bien, disfrutan y saben que tu amor es incondicional. Para ellos tampoco habrá mejor regalo

SABIDURÍA DE VIDA. Graciela se separó cuando su hija Rocío tenía 7 años. Pero nunca hubo navidades tristes por la separación de los padres.  la gaceta / foto de franco vera SABIDURÍA DE VIDA. Graciela se separó cuando su hija Rocío tenía 7 años. Pero nunca hubo navidades tristes por la separación de los padres. la gaceta / foto de franco vera
20 Diciembre 2014
Cuando escuchó “vení, armemos el arbolito”, su corazón empezó a estrujarse. Sabía lo que eso significaba, aunque quizás no pudiese ponerlo en palabras: por culpa de las Fiestas las diferencias entre mamá y papá se agravarán; comenzarán las peleas sobre con quién recibirán sus hijos a Papá Noel; competirán para comprarles el regalo más caro y aparatoso; discutirán y se dirán cosas feas... La Navidad no es sinónimo de alegría para todos los niños. Si bien el que encabeza este párrafo es imaginario, posiblemente conozcas situaciones como esta (si es que no las viviste de niño). La idea es que no las protagonices ahora.

Los chicos son los que más sufren el divorcio, porque se transforman en botín de guerra. La pregunta es ¿por qué sucede esto? La respuesta ayudará a cambiar la situación. “Esas peleas demuestran que los padres no son capaces de posicionarse como adultos”, señaló la psicóloga Irene Cardozo especialista en niños. “En definitiva -añadió-, cuando toman al hijo de rehén actúa en ellos el niño interior que no han podido superar, y que obligan al hijo a ser el adulto de la familia”.

“No podemos transferir la responsabilidad de las decisiones -por ejemplo, de con quién pasar las Fiestas- a los niños. Sería ponerlos en una encrucijada, y cualquiera sea su decisión sentirá culpa por dejar de lado al otro padre”, advierte por su parte el licenciado en Psicología Pablo Barraza.

En las rencillas paternas -reflexiona Cardozo- seguramente aflora la resistencia a un maltrato que a su vez sufrieron de niños. “Pero hay que poder cortar el círculo vicioso y respetar su derecho a ser un niño feliz; ese derecho que en la historia de los padres alguien vulneró y contra lo que ellos pelean cuando pelean por el hijo”, añadió.

Por eso es importante que, ubicados como adultos, papá y mamá aprendan a consensuar las decisiones sin implicar a los chicos. Será entonces posible explicarles sin angustiarlos cómo se resolverá la situación. Por ejemplo, evitá frases como no se preocupen; aunque esté solo estaré bien. Los chicos perciben el estado anímico de sus padres, explica Barraza. “Lo importante es ser claro, transmitir la decisión con seguridad y ser conciso, sin caer en interminables justificaciones”, añade. Así le darás la tranquilidad que necesita. Y entonces, sí, la Nochebuena será una verdadera noche de paz.

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