En el taller mecánico convertían motos robadas en “mellizas”

En el taller mecánico convertían motos robadas en “mellizas”

Un hombre fue detenido en un allanamiento.

04 Diciembre 2014
Aparentemente, no era un simple taller mecánico. Los investigadores sospechan que en ese galpón, ubicado en la zona sur de la capital, se recibían motos robadas, se les adulteraba la identificación y luego se las ofrecía para la venta. El dueño del lugar quedó en manos de la Justicia, luego de que allanaran el taller y secuestraran varios vehículos.

La enorme cantidad de motocicletas que se denuncian como robadas cada día condujo al personal de la división Sustracción de Automotores, a cargo de los subcomisarios Fernando Carrizo y Miguel Frías, a investigar el funcionamiento de los distintos talleres mecánicos que trabajan en la ciudad. Con ese trabajo -indicaron fuentes de la pesquisa- pretenden desenmascarar a los encargados de desguazar los rodados o convertirlos en “mellizos” para luego comercializarlos en el mercado negro.

De esa manera llegaron el lunes a este taller, ubicado a media cuadra de la facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de Tucumán. Los policías ingresaron con una orden de allanamiento firmada por el juez de Instrucción de la III° Nominación Juan Francisco Pisa y secuestraron cinco motocicletas y un auto Renault 19. Todos los vehículos tenían su identificación adulterada y algunos estaban siendo preparados para ser “mellizos”, según informaron fuentes de la investigación. Los policías también encontraron elementos que se utilizan para falsificar patentes y números de motor.

En ese momento estaba al frente del taller un hombre de 59 años, quien quedó aprehendido. Deberá justificar en tribunales por qué guardaba esos vehículos en su galpón.

Una banda organizada

Los investigadores sospechan que el dueño del taller sería apenas una de las patas que conformarían una banda delictiva dedicada a esta actividad. En ese sentido, estiman que la organización tendría al menos una decena de integrantes, quienes se distribuirían diferentes tareas: robar los vehículos, adulterar sus patentes y documentación, en algunas ocasiones desarmarlos y venderlos de manera ilegal.

Según precisaron las fuentes, el modo de operar consistía en colocarles un número de identificación de cuadro y motor escogido al azar, buscar un dominio que no tenga impedimento legal para circular y engañar a la gente. La mayoría de las motos secuestradas conservaban su llave de encendido original, por lo que los investigadores deducen que fueron robadas a punta de pistola o de cuchillo.

De acuerdo con datos oficiales de la división Sustracción de Automotores, durante noviembre se robaron entre dos y tres motos por día, sólo en la capital. No obstante, las fuentes señalaron que en el mismo mes aumentó la cantidad de rodados recuperados, que representaría hasta un 60% de las denuncias.

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