Abordar con calma el último mes del año

Abordar con calma el último mes del año

Unos desean que no llegue. Otros imploran que lo haga. Todo depende de cómo haya transcurrido la vida a lo largo del año. A aquellos que les ha ido bien esperan que diciembre no se apresure en llegar, mientras los que han padecido problemas de todo tipo, no ven las horas de que los últimos 31 días transcurran rápidamente, con la esperanza de que el futuro será más benigno.

Diciembre es sinónimo de conclusión de un ciclo. El estrés es uno de sus íconos. Con frecuencia, ante la inminencia de los exámenes, muchos estudiantes intentan aprender en una semana lo que no lograron durante el año, los padres buscan desesperadamente al profesor que con magia los ayude a aprobar. Los que tienen hijos pequeños deben andar detrás de la confección de los disfraces para las fiestas escolares.

A los que no les fue bien laboralmente, o no pudieron concretar sus proyectos, una sensación de desazón los acompaña. El comercio también vive su propio estrés porque intenta terminar con esperanzadores ingresos. Las despedidas de año con los compañeros de estudio o de trabajo suman un bombardeo extra a las defensas hepáticas.

La proximidad de las Fiestas suele generar ansiedad, depresión, alegría. Una fiebre consumista se desata: los regalos, las cenas de Nochebuena y de Fin de Año, que vienen acompañadas de excesos en la ingesta de comida y de bebida. Sobrevienen en las familias las fricciones previas de dónde se va a festejar, en la casa de mamá, de la suegra o del cuñado, cuál va a ser el menú. Se percibe, en algunos casos, la sensación de que en estos festejos “hay que tirar la casa por la ventana”, como si el mundo fuera a perder el 31 de diciembre.

Tal vez se trata de “parar la pelota”, como se dice en la jerga futbolera. Aunque este ha sido un año difícil para los argentinos, y en particular, de los tucumanos, por la presión inflacionaria e impositiva y no se llega con el mejor de los ánimos; hay que intentar mantener la calma y sobre todo, cuidar la salud.

Las familias -si son varias las que se juntan- pueden organizarse en materia gastronómica, de manera que se cocine lo justo y necesario.

Medirse en la compra de obsequios; nunca es recomendable gastar lo que no se tiene. El descontrol en el empleo de la tarjeta de crédito puede ocasionar futuros dolores de cabeza. El Gobierno provincial anunció el pago de dos salarios (noviembre y diciembre) más el medio aguinaldo, razón por la cual hay que medirse en el consumo porque enero es un mes largo y se corre el riesgo además de quedarse sin vacaciones, en el caso de aquellos que pueden darse ese descanso merecido. El incremento de tarifas en los servicios e impuestos agregará una nueva carga a los fatigados bolsillos.

Si bien el Gobierno ha anunciado medidas “antisaqueos” y mayor presencia policial en la zona comercial, se debe proteger en especial a los jubilados, que suelen ser blanco de los delincuentes en los lugares de pago y sus alrededores.

Como vemos, diciembre es un mes complicado, razón por la cual deberíamos tratar de vivir esos últimos 31 días del año con calma, sin demasiada euforia, dosificando las pocas o muchas energías que queden. Siempre es positivo no olvidar el conocido y siempre vigente refrán “pan para hoy, hambre para mañana”. De ese modo, que las celebraciones, una vez transcurridas, no se conviertan en desdicha.

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