Vivir a la japonesa
¡Oiga! Usted que está ocupado trabajando y cree que no tiene tiempo para perder leyendo esta columna, confíe en mí y présteme unos minutos. Cuando termine de leer entenderá por qué es importante. Empecemos por una pregunta: ¿ha escuchado hablar sobre el karoshi alguna vez? Es una palabra japonesa y la idea es que su significado nos imponga una alerta. Karoshi podría traducirse como “muerte por exceso de trabajo” y, al contrario de lo que se podría intuir, no es un problema actual. El primer caso de karoshi registrado en Japón se remonta a 1969, cuando un joven de 29 años que trabajaba como empleado de una compañía de periódicos falleció de un paro cardíaco. Lo mismo le pasó a un trabajador de Toyota, que llegó a hacer 80 horas extras al mes, sacrificando noches enteras y fines de semana. La alarmante cifra de casi 10.000 muertes al año –sólo en Japón- ha llevado a que los familiares de las víctimas de karoshi se agruparan y conformaran un Consejo Nacional de Defensa que brinda contención y asesoramiento legal en la larga y desgastante lucha por un resarcimiento económico. Para que la ley japonesa considere que una muerte es consecuencia de karoshi, la víctima debe haber trabajado al menos 100 horas extras durante el último mes. Los especialistas señalan como sus síntomas la ansiedad, la incapacidad para desconectarse en el tiempo libre o las vacaciones, el sentimiento de culpa cuando no se trabaja, dificultades para dormir, trastornos gastrointestinales y habituales dolores de cabeza. Ahora, con toda esta información, pregúntese usted hasta dónde vale la pena perderse una reunión familiar, los primeros pasos de su bebé, las largas charlas con su pareja, los atardeceres al aire libre, las caminatas con su perro y muchos etcéteras más. ¿No es preferible, a veces, sacrificar un beneficio económico a cambio de calidad de vida? Yo creo que sí.

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