El Banco de los Pobres recrea la confianza mutua

El Banco de los Pobres recrea la confianza mutua

No sólo los tiempos han sufrido una transformación en las últimas seis décadas. Según el ángulo desde donde se los mire, estos cambios han sido buenos, regulares y malos. Ello no significa que todo tiempo pasado fue mejor, como se escuchar decir con frecuencia a los que peinan más de una cana. Por ejemplo, el desarrollo tecnológico y la aparición de internet, han revolucionado el mundo de las comunicaciones tecnología de un modo impensado. Por otro lado, se ha producido un retroceso en algunos aspectos de las relaciones humanas. La expresión “te doy mi palabra” era sinónimo de confianza, de honestidad, de dignidad, de compromiso. La palabra y el compromiso han sufrido una devaluación a lo largo de las décadas.

Con la idea de recrear la confianza y la solidaridad entre los pobres, en 1976, el economista Muhammad Yunus creó en Bangladesh el Banco Grameen, conocido como “Banco de los pobres”. Fue el primero del mundo en otorgar microcréditos a personas totalmente insolventes.

La experiencia llegó hace unos años a nuestra provincia. La coordinadora del proyecto dijo que el nivel de morosidad de sus clientes es de apenas el 10%. “El perfil de la persona que no cumple es la mujer que tiene demasiados subsidios, planes sociales, y no entiende el sistema de solidaridad y responsabilidad”, señaló. El único requisito para obtener un préstamo es empeñar la palabra de que se devolverá el dinero y que las mujeres, aunque tengan proyectos distintos, formen un grupo porque cada una será garante de las otras. Cuando no se cumple el pago, no se renueva el crédito. Una de ellas se inició con un préstamo de $500 para hacer costuras, y terminó con una fábrica con cinco máquinas industriales para hacer ropa de polar.

“Los críticos nos reprochan que el sistema de microcréditos no es suficiente por sí mismo para eliminar la pobreza. Cierto. Pero nosotros no hemos dicho nunca que el microcrédito sea una medicina milagrosa, sino una buena y poderosa herramienta a partir de la cual empezar a trabajar. En todo caso, un estudio del Banco Mundial ha demostrado que cada año sale de la pobreza un 5% de las prestatarias del Grameen”, dijo Muhammad Yunus, elegido Premio Nobel de la Paz en 2006 por su combate contra la pobreza. “Mi principal crítica es contra el sistema educativo porque en lugar de acercarnos a la realidad, nos aparta de ella. El propósito último de la educación es abrir las mentes de las personas, ampliar nuestra visión del mundo, aprender a pensar y a comprender para poder prosperar. Por tanto, no podremos cambiar la sociedad ni dar un futuro a los que sufren si antes no reformamos la mentalidad educativa”, dijo Yunus.

En 2002, el Gobierno nacional importó el modelo del Banco de los Pobres y lo institucionalizó a través del Ministerio de Desarrollo Social. El programa llegó a Tucumán, sin embargo, inexplicablemente no se ha expandido en todos estos años, solo se registran experiencias puntuales. Tal vez la razón se deba a que los planes sociales pueden ser explotados políticamente; siempre hay quienes se benefician con políticas clientelistas. Este sistema es justamente la antítesis del asistencialismo y el bolsonerismo porque busca recrear en los desocupados e indigentes la confianza mutua, la responsabilidad, la participación, la creatividad, el trabajo y la solidaridad, valores esenciales que hacen a la dignidad de una persona.

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