Felipe Pigna repasa el vino y la historia del brindis

Felipe Pigna repasa el vino y la historia del brindis

El escritor disertó acerca de su último libro, que recorre la historia de la bebida nacional

AUTOR PROLÍFICO. Pigna lanzará en breve un libro sobre San Martín. la gaceta / foto de juan pablo sanchez noli AUTOR PROLÍFICO. Pigna lanzará en breve un libro sobre San Martín. la gaceta / foto de juan pablo sanchez noli
29 Octubre 2014
El vino es la excusa, el disparador que utiliza Felipe Pigna para desentrañar los orígenes y la evolución de la que él considera la primera agroindustria argentina y su vínculo con distintos momentos de la historia política de Argentina. En su último libro, “Al gran pueblo argentino salud” el lector encontrará que la evolución del vino tiene momentos épicos y que está muy ligado a la política. “Cuando a la Argentina le fue bien, al vino le fue bien”, explica el historiador. Ayer, su conferencia cerró el ciclo “Primavera Planeta en Tucumán”, organizado por la editorial Planeta y el banco Hipotecario en el hotel Sheraton, del que participaron importantes escritores, entre ellos Guillermo Saccomano y Beatriz Sarlo.

- ¿Por qué decidiste escribir sobre el vino?

- Me lo cruzaba mucho al vino en las investigaciones históricas; también tengo amigos bodegueros que me fueron contando cosas muy interesantes. Se trata de la primera agroindustria argentina y su historia es muy épica porque se trató de una aventura de mucho riesgo, una apuesta a futuro. Además fue marcando distintos momentos de la Argentina.

- ¿Cómo llega la vid al país?

- Colón trae la vid en su segundo viaje. En Estados Unidos existía una vid silvestre y se tomaba un líquido muy distinto a lo que conocemos como vino, en cuanto a calidad. Llegó a Perú y pasó a Chile. De ese país lo trajo a Santiago del Estero el sacerdote Juan Cedrón, que llegó porque en esa localidad no había sacerdotes. El fue el que primero que plantó la uva porque se necesitaba vino de misa. Luego se desarrolló en Mendoza y San Juan debido a su proximidad con Chile y debido a su clima.

- ¿Quiénes fueron los primeros consumidores de vino?

- Los paisanos que tomaban el vino carlón, que era un vino barato. Se le ponía mosto además del jugo de uva fermentado que permitía que se mantuviera durante largos viajes. Era un vino popular que se tomaba en las postas porque los importados de Málaga y otros países europeos eran caros. La inmigración es la que va a crear el mercado porque es la que demanda vino. Tiene la costumbre del gusto y del consumo. Con la llegada del tren hay una explosión, además aumenta la calidad y aparecen las grandes bodegas.

- ¿El vino ocupó el lugar de otra bebida?

- Era costumbre tomar aguardiente, pero era una bebida que se tomaba solitariamente en las pulperías. Hasta se lo utilizaba como sustituto del agua debido a la mala calidad de este mineral. Una costumbre que también se daba en Europa, donde el consumo familiar era de seis litros de alcohol diario. La gente optaba por no tomar agua debido a la contaminación.

- En tu libro resaltás la participación de Sarmiento...

- Durante su exilio en el gobierno de Rosas conoció en Chile a un personaje muy colorido, Michel Aimé Pouget, un republicano francés exiliado que era un gran enólogo. Lo lleva a Mendoza y allí crea la primera Quinta Agronómica, donde se comenzaron a formar profesionales para el cultivo de la fruta. Pouget, además, es quien introduce en Argentina el Merlot, el Cabernet Sauvignon y el Malbec, la cepa insignia de este país.

- ¿Qué es lo que más te sorprendió mientras investigabas?

- Me pareció muy interesante comprobar que nunca podés leer la historia sin contexto. Cuando al país le fue bien, a la vitivinicultura también. Increíble ver las malas políticas de los años 30, que para bajar los niveles de consumo decidieron arruinar la producción: quemaron cultivos y derramaron miles de hectolitros con la intención de mantener el precio. Lo mismo se hizo con la papa y con el maíz.

- ¿Cómo fue evolucionando el cultivo y el consumo?

- La gran fiesta peronista de los primeros años coincidió con el momento de mayor expansión de la industria. Hasta tal punto que el peronismo tiene que autorizar el aguado del vino porque la Argentina estaba formateada para que consuma menos y, de repente esto aumenta. El récord se va a dar durante los 70, con 92 litros per cápita. Esto tiene relación con las pautas culturales de ese momento: durante almuerzo en casa se tomaba vino de botellón que se mezclaba con soda. Era costumbre servirles a los niños un vasito.

- ¿Qué sucede en los 80 y 90?

- La crisis económica, el ingreso de nuevas bebidas y los cambios culturales influyeron para que bajaran los niveles de consumo. Después de la dictadura la agroindustria logró salvarse gracias a la reconversión para apuntar hacia la calidad pensando en la exportación. La cerveza pasó a ser la bebida mayoritaria de la juventud y creció el mercado de gaseosas y aguas saborizadas.

- Estás a pocos días de presentar tu próximo libro dedicado a San Martín...

- Sí, se llama “La voz del gran jefe” porque mi idea fue darle la palabra a este personaje que tanto escribió. Aquí en Tucumán creó la Ciudadela, donde armó una academia militar en la que él mismo impartía clases de táctica militar. Además, se cree que sólo se vio con Belgrano una o dos veces en La Ramada de Abajo, cuando en verdad convivieron un mes. En ese tiempo Belgrano le pasó información sobre el Ejército, cómo estaba la situación en el Norte, los enemigos y los servicios de inteligencia. Allí nace una fuerte amistad. El hecho de que haya demorado tanto en escribir sobre San Martín es debido al profundo respeto que le tengo.

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