Tres mundos distantes convergen en “La Salada”

Ópera prima de Juan Martín Hsu, “La Salada” toma a esa gigantesca feria comercial -ubicada en Lomas de Zamora, Buenos Aires- como contexto para describir las emociones, la soledad y el desarraigo que viven sus personajes, inmigrantes de países muy distantes que llegan a Argentina a buscarse la vida. Ganador del premio de postproducción en el último Festival de San Sebastián, el director se interna en ese universo para abordar las vivencias de un taiwanés, un joven boliviano y un comerciante coreano y su hija. La ficción se proyectará a las 18, en el Espacio Incaa (sala Orestes Caviglia de San Martín 251), como parte de la competencia del Festival Tucumán Cine.

Hijo de madre taiwanesa y padre chino, el argentino Hsu conoce de cerca las sensaciones de nostalgia y melancolía que sufren distintas generaciones de inmigrantes llegados a Buenos Aires por motivos personales o políticos, y que -como dice uno de los personajes en el filme- saben que “a la Argentina no hay quien la entienda, por lo que sólo queda aprender a quererla”. “La Salada es un espacio abrumador y absorbente, muy caótico, donde se mezclan culturas y formas de vida en un gran barroquismo, y para mí eso era ideal para que estas historias pudieran ocurrir”, afirmó el cineasta en una entrevista con la agencia Télam.

Sólido y convincente

De todo lo que sucede a diario en La Salada, Hsu eligió narrar sólo tres historias. Una es la de Huang, un joven taiwanés sensible y solitario que se gana la vida copiando DVD truchos de películas argentinas, a las que mira con mucha atención para aprender el idioma y asimilar mejor la cultura local. “Él quiere sentirse parecido a los otros”, explicó el director, que rinde con esta ficción un pequeño homenaje a filmes que lo ayudaron a formarse, como “Nueve Reinas”, “Rapado” y “Juan Moreira”.

Esa anécdota se entrecruza con la de la coreana Yun Jin, quien ayuda a su padre en la administración de varios locales de venta de ropa y que, como parte de una generación de jóvenes llegados a la Argentina desde muy niños, se siente escindida entre la obligación de cumplir con ciertas tradiciones y la posibilidad de enamorarse de un argentino e integrarse más vivamente a la sociedad local.

Por último, Hsu se inspira en la novela “Bolivia construcciones”, de Sergio Di Nucci, para describir las vivencias de Bruno, un joven inexperto y naif que llega a Buenos Aires desde Bolivia para ganarse la vida, y pasa por distintos trabajos hasta conocer al padre de Yun Jin, quien lo respeta y aprecia como al hijo que nunca tuvo.

Tomando las emociones de estas personas como leit motiv para agilizar y darle forma al montaje, Hsu logró un relato sólido y convincente en el que confluyen otros temas, como los prejuicios que aún sufren los inmigrantes -y también los de ellos respecto de los argentinos- y la búsqueda de la identidad en personas que se sienten entre dos mundos, sin saber a cuál pertenecen. “La discriminación sigue, pero es cierto que en otra época fue peor. En algunos sectores existen los prejuicios, aunque eso no impide que la gente se mezcle y relacione”, señaló el director.

Tras la proyección de “La Salada”, se podrá ver -en la misma sala- “El cielo otra vez”, a las 20; y “Relatos salvajes”, a las 22.

Otras actividades para hoy 

A las 11 se proyectará “Tucumanazo, el poder popular”, un documental de la Asociación de Prensa de Tucumán. Será en el Espacio Incaa (San Martín 251, subsuelo). 

A las 21 comienza la Muestra de Cine Latinoamericano, con Venezuela como país invitado. Se verá “Postales de Leningrado”, de Mariana Rondón, en San Martín 251.