12 Octubre 2014
EN EUROPA, DURANTE EL AÑO DE LAS REVUELTAS. Tomás Eloy en Conpenhague, en 1968. LA GACETA / ARCHIVO
En un artículo publicado en la Revista Telar, Tomás Eloy Martínez afirmaba que “toda crítica es también una forma de la autobiografía, una manera de contar la propia vida a través de las lecturas, ya no como provocación sino como interrogación”. Interrogarnos sobre su obra supone aproximarnos a una pluralidad de usos de la escritura, a diversos gestos que se involucran y trascienden en textos donde confluyen la ficción, la crónica periodística y la crítica literaria. El encuentro con esta multiplicidad de gestos se condensa en sus propias lecturas, en aquellas que se resuelven críticamente.
El escritor y ensayista tucumano desplegó una valiosa tarea como académico y crítico literario y cultural. En la Universidad de Rutgers dirigió el Programa de Estudios Latinoamericanos y sus ensayos fueron reproducidos en revistas científicas. En ellos recorre escrituras pertenecientes a diversos géneros y diferentes contextos que entrecruzan su inquietud por las crónicas del Nuevo Mundo, la obra del escritor venezolano José Antonio Ramos Sucre y los aportes teóricos de Ángel Rama.
Es importante destacar su participación en uno de los proyectos editoriales y culturales latinoamericanos de mayor trascendencia de los últimos años: la Biblioteca Ayacucho. Conformada por más de 200 obras que abarcan desde el período pre-hispánico hasta el contemporáneo, constituye una colección de títulos insoslayables. Dos de ellos contaron con sus colaboraciones.
En 1985 prologa La crítica de la cultura en América latina, de Rama, donde la escritura revela cómo convergen, en el pensamiento del estudioso uruguayo, crítica y creación. El texto está atravesado por pliegues autobiográficos que recuperan de la memoria una relación de amistad intelectual marcada, para ambos, por los exilios y las pérdidas. En 1992 realizó, junto con Susana Rotker, un inestimable estudio introductorio de Historia de la conquista y población de la provincia de Venezuela, de José de Oviedo y Baños centrado en el proceso de constitución de una estética propia, de una pluma que busca, en el siglo XVIII, distanciarse de los modelos impuestos. Esta búsqueda de una identidad narrativa es articulada en consonancia con el incipiente sentimiento independentista que domina a los relegados grupos criollos.
Los textos críticos de Martínez se leen cual portulanos -ese maravilloso dispositivo cartográfico que usaban los navegantes del siglo XVI para señalar los puertos- que guían al lector hacia posibles respuestas, algunas profundamente metafóricas, que no clausuran sino que, al contrario, provocan nuevos e insospechados interrogantes.
© LA GACETA
María Jesús Benítes - Directora del Instituto
Interdisciplinario de Estudios Latinoamericanos.
El escritor y ensayista tucumano desplegó una valiosa tarea como académico y crítico literario y cultural. En la Universidad de Rutgers dirigió el Programa de Estudios Latinoamericanos y sus ensayos fueron reproducidos en revistas científicas. En ellos recorre escrituras pertenecientes a diversos géneros y diferentes contextos que entrecruzan su inquietud por las crónicas del Nuevo Mundo, la obra del escritor venezolano José Antonio Ramos Sucre y los aportes teóricos de Ángel Rama.
Es importante destacar su participación en uno de los proyectos editoriales y culturales latinoamericanos de mayor trascendencia de los últimos años: la Biblioteca Ayacucho. Conformada por más de 200 obras que abarcan desde el período pre-hispánico hasta el contemporáneo, constituye una colección de títulos insoslayables. Dos de ellos contaron con sus colaboraciones.
En 1985 prologa La crítica de la cultura en América latina, de Rama, donde la escritura revela cómo convergen, en el pensamiento del estudioso uruguayo, crítica y creación. El texto está atravesado por pliegues autobiográficos que recuperan de la memoria una relación de amistad intelectual marcada, para ambos, por los exilios y las pérdidas. En 1992 realizó, junto con Susana Rotker, un inestimable estudio introductorio de Historia de la conquista y población de la provincia de Venezuela, de José de Oviedo y Baños centrado en el proceso de constitución de una estética propia, de una pluma que busca, en el siglo XVIII, distanciarse de los modelos impuestos. Esta búsqueda de una identidad narrativa es articulada en consonancia con el incipiente sentimiento independentista que domina a los relegados grupos criollos.
Los textos críticos de Martínez se leen cual portulanos -ese maravilloso dispositivo cartográfico que usaban los navegantes del siglo XVI para señalar los puertos- que guían al lector hacia posibles respuestas, algunas profundamente metafóricas, que no clausuran sino que, al contrario, provocan nuevos e insospechados interrogantes.
© LA GACETA
María Jesús Benítes - Directora del Instituto
Interdisciplinario de Estudios Latinoamericanos.
Lo más popular
