Marina es la “Lula en faldas” que representa la tercera vía

Marina es la “Lula en faldas” que representa la tercera vía

02 Octubre 2014
A los 54 años, la ambientalista Marina Silva aspira a convertirse en la primera negra en ser elegida presidenta de Brasil. Por su carisma y su origen pobre ha sido apodada de “Lula en faldas”, en una referencia a Lula da Silva, el ex obrero y fundador del Partido de los Trabajadores (PT) que gobernó Brasil entre 2003 y 2010 y es el presidente más popular de la historia del país.

Desde 2010, cuando sorprendió al conquistar casi 20 millones de votos como candidata a presidenta por el minúsculo Partido Verde (PV), Silva se presenta como una representante de una “tercera vía”, alternativa al PT y al Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) del ex presidente Fernando Henrique Cardoso, que desde 1995 son hegemónicos en Brasil. Ahora, como candidata a la presidencia por el Partido Socialista Brasileño (PSB) su principal proyecto es el de conducir el país hacia un sendero de desarrollo sostenible sin retroceder en las principales conquistas del país en las últimas dos décadas: la estabilidad económica y la reducción drástica de los índices de pobreza.

La candidata del PSB propone mantener los programas sociales iniciados por Lula y por su sucesora, la presidenta y candidata a la reelección Dilma Rousseff, pero también aboga por una política de rigurosa disciplina fiscal para frenar la inflación y por la independencia del Banco Central. Y promete eliminar la posibilidad de reelección de los gobernantes y poner fin a la práctica de repartir cargos entre los partidos para asegurar su apoyo al gobierno en el Congreso.

Según Silva, sus alianzas se harán “en torno a programas” y “con los buenos” de todos los partidos. La líder ambientalista ingresó en la disputa por la Presidencia de la mano de la tragedia: la muerte en un accidente, el 13 de agosto, del candidato del PSB al gobierno, Eduardo Campos, cuya fórmula integraba como postulante a vicepresidenta. Llegar a la Presidencia sería una hazaña para una persona con la historia de vida de Maria Osmarina Silva de Souza -su nombre civil- quien nació el 8 de febrero de 1958 en la amazónica ciudad de Río Branco y pasó la infancia en una “palafita” (favela) del estado de Acre, donde su padre trabajaba como cauchero. A los seis años de edad estuvo a punto de morir a raíz de la contaminación por mercurio, sustancia utilizada por los mineros de oro y lanzada a los ríos de la región. A raíz del envenenamiento, tuvo hepatitis, malaria y leishmaniasis. Recién se alfabetizó a los 16 años, mientras trabajaba como mucama a cambio de comida y de una cama para dormir. Una década después se recibió en Historia en la Universidad Federal de Acre y realizó cursos de posgrado en psicoanálisis y psicopedagogía. El interés por la política surgió en la universidad, cuando se acercó al mítico líder cauchero Chico Mendes (asesinado en 1988) y también a Lula, quien la llevó a afiliarse al PT.

Tras ser elegida concejal de Río Branco y diputada estadual de Acre, a los 36 años se convirtió en la senadora más joven de la historia de Brasil y en 2003 fue nombrada por Lula como su ministra de Medio Ambiente. Ocupó el cargo durante cinco años, pero en 2008 renunció al puesto y abandonó el PT, insatisfecha por la resistencia a sus esfuerzos de preservación ambiental por parte de los sectores “desarrollistas” del gobierno y del sector privado.

Para sus detractores, es una “fundamentalista” en temas ambientales y no tiene propuestas claras para gobernar y, por ser vinculada a la pentecostal Asamblea de Dios, tiene posiciones conservadoras frente a temas como aborto y casamiento gay.

Pese a los ataques que en los últimos días quitaron parte del apoyo popular a su candidatura, Silva confía en repetir la hazaña lograda por Lula en 2002, cuando se convirtió en el primer obrero en ser elegido Presidente.

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