De madrugada, los 5.200 naranjos de la ciudad se van desnudando

De madrugada, los 5.200 naranjos de la ciudad se van desnudando

Desde hace años, al fruto callejero que muchas de nuestras abuelas convertían en dulce lo recoge una cooperativa de emprendedores

COSECHA ADELANTADA. Suelen recoger las naranjas en agosto. Les pidieron hacerlo antes, “porque el miércoles 9 de julio viene la Presidenta”. la gaceta / foto de federico türpe COSECHA ADELANTADA. Suelen recoger las naranjas en agosto. Les pidieron hacerlo antes, “porque el miércoles 9 de julio viene la Presidenta”. la gaceta / foto de federico türpe
Cuando todos duermen ellos salen sigilosos a la calle. Son como duendes que se trepan a los árboles en medio de la noche. Sacuden las ramas con fuerza mientras una lluvia de naranjas revienta contra la vereda y el asfalto. Es un estruendo que sobresalta a los insomnes desprevenidos, como el “tan tararán tan tararán” de un tambor de guerra.

Andan en cuadrillas de tres o cuatro y en una madrugada pueden desplumar hasta dos cuadras de naranjos.

Son los cosechadores de naranjas agrias y trabajan entre la 1 y las 6 de la mañana. Cuando casi no hay gente o autos que puedan sufrir las consecuencias de un naranjazo o más bien de una tormenta de frutas.

“Este trabajo dura unos tres meses. Empezamos por las orillas de la ciudad y después vamos avanzando hacia el centro”, le contó a LA GACETA Cristian Suárez (33 años, soltero) poco antes de las 2 de la mañana.

En Tucumán hay miles de naranjos sembrados en las veredas y en las plazas de la capital y de otras ciudades del interior. Cuando Suárez habla de tres meses se refiere a recoger las naranjas de toda la provincia. “Cuando terminamos en la ciudad seguimos en Monteros, en Concepción y así en toda la provincia”, detalló. Junto a él, Juan Francisco Brandán (37 años, padre de tres hijos). y Daniel Lescano (40, papá de cinco chicos) detuvieron sus tareas unos minutos para conversar con el diario, mientras recolectaban frutos por la zona del cuartel de Bomberos (25 de Mayo al 1.000).

No somos empleados municipales, aclaró Brandán. “Somos como 30 y trabajamos por nuestra cuenta desde cuatro años. Pero esto dura tres meses y después hay que rebuscarse con otra cosa”, comentó, mientras se despejaba del rostro la capucha de tela improvisada que le cubría la cabeza y el cuello.

El resto del año lo reparten entre la cosecha de limones y las changas en los carros tirados por caballos. “Pero acá se gana más que en el limón. Acá te pagan 180 pesos la jornada y en el limón, $120”, reveló Brandán. “¡Con suerte, ojalá fueran siempre $120!”, interrumpió Lescano. “¡En el limón a veces no llegás ni a 100 por día!”, remató.

El municipio de la capital le cedió la recolección de naranjas agrias a una cooperativa de emprendedores que realiza dulces artesanales con los frutos. Se estima que en la capital hay unas 5.200 plantas y que cada árbol produce en promedio por temporada de 70 kilos de naranjas. Esto representa una 364 toneladas de frutos por año, aproximadamente.

Mientras charlaban con el diario, llegó una combi sin identificación que se detuvo. Bajó el hombre que viajaba en el asiento del acompañante, abrió las puertas traseras y antes que dijera nada, Suárez se subió. Un minuto más tarde el cosechero bajó con un atado de bolsas de plástico tejido. “¿Todo bien?”, preguntó el hombre a los tres trabajadores, pero mirando al periodista. “Todo bien, señor”, respondió Brandán. “Nos están haciendo una nota, vamos a ser famosos”, agregó bromeando. “Esperemos que sea una nota positiva”, apuntó el hombre de la camioneta. “Quédese tranquilo -se le respondió- sólo me están contando que ganan poco...”. Todos nos reímos y la camioneta se marchó.

Lo mismo hizo luego este periodista, después de tomarles unas fotos. Ellos dijeron que no pueden detenerse demasiado tiempo porque sino no alcanzan el objetivo pactado antes de que salga el sol.

Cuando amanezca ellos ya no estarán. En su lugar habrá decenas de bolsas de plástico repletas de naranjas, apoyadas en fila junto a los árboles exhaustos. Más tarde pasarán a levantarlas los camiones municipales.

“Una última pregunta”, insistió este cronista: “¿Las naranjas no se recogen entre fines de julio y agosto?”. “Sí señor -respondió Brandán-, pero nos dijeron que adelantaron la cosecha porque la semana que viene llega la presidenta”, reveló con una sonrisa y se trepó a un naranjo.

Historia
Ya es nuestro, pero vino de lejos Está documentado que los naranjos de la plaza Independencia datan de 1860, aunque se cree que en otros lugares de la provincia pueden haber llegado antes. La naranja agria es oriunda del sudeste asiático. Los árabes los llevaron a Arabia en el Siglo IX y hay reportes de naranjos en Sicilia del año 1002 y cultivos en Sevilla, España, a fines del Siglo XII. Por más de 500 años fue la única naranja en Europa y la primera en llegar a América. Existen registros de su existencia en México en 1568 y en Brasil en 1587.

Los españoles introdujeron la naranja agria en América, cuando colonizaron Florida, en EEUU y rápidamente fue adoptada por los aborígenes locales.

La primera naranja dulce surgió del injerto en naranjas agrias en patios de casas de familia. Actualmente este fruto está cada vez más extendido en forma silvestre en algunas regiones de EEUU y desde México a la Argentina.

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