Democratizar a golpes
Ley policial N° 3.656, de 1970, modif. en 1981. Funciones de la policía (Art 9): a) prevenir y reprimir la perturbación del orden público... b) brindar seguridad de personas y cosas del Estado como funcionarios, empleados y bienes... c) asegurar la... vigencia de los poderes públicos, el orden constitucional... d) proveer la custodia del gobernador... f) vigilancia para prevenir el delito... k) ejercer la policía de seguridad de los menores y en especial impedir la vagancia... l) velar por las buenas costumbres y la moral pública... r) proveer servicios de policía adicional...

Régimen disciplinario (Cap II Art 9): Por faltas leves: apercibimiento o arresto de 3 a 14 días. Faltas leves pueden ser incorrección en el trato, faltar el respeto, no saludar, falta de aseo, ebriedad, no pagar deudas, pedir plata prestada a un compañero, quejarse, presentar peticiones o reclamos colectivos, fumar sin permiso del superior... (y muchas más)

Art 47. Los oficiales cumplirán arresto domiciliario. El arresto del personal subalterno será en la comisaría, y puede realizarse sin perjuicio del servicio (o sea: puede estar arrestado y en el horario del servicio cumplirá sus tareas; y al terminarlas, volverá al arresto).

La sociedad intenta, sin éxito, debatir la ley de Contravenciones Policiales, que ha sido considerada inconstitucional e irrespetuosa de las garantías indivicuales por la Corte de Justicia de la Nación. Pero no se advierte la incongruencia de querer dar a los policías un nuevo texto legal, más democrático, sin modificar un ápice la matriz del trabajo policial, que tiene que ver con la cultura laboral de 8.000 personas sometidas a un régimen intensamente autoritario (la Ley policial) que no sólo no da al agente ningún derecho a queja laboral ni social, sino que lo somete a los caprichos del superior por cualquier motivo que pueda ser considerado falta. Ni siquiera el régimen del Ejército (profesionalizado en 1994, luego del caso del conscripto Carrasco) admite castigos que atenten contra la dignidad (Art 2 de la ley 24.429, de servicio militar voluntario).

La policía (tucumana y las del país también) es una fuerza que está primero al servicio del poder de turno y luego de la sociedad. Los uniformados, apenas ingresan, ya se enteran de que obedecerán órdenes de oficiales que no conocen la calle y para los cuales la única vara que mide la eficiencia laboral es el arresto. Por eso los operativos de seguridad son todos iguales y no se miden por el estudio de las diferentes situaciones de calles y barrios, sino por detenciones. Los que conocen la calle, los agentes, no están autorizados a opinar; sólo obedecen órdenes superiores.

Las comisarías están destruidas, llenas de basura y de detenidos contravencionales mezclados con detenidos por delitos (en las mismas celdas, con letrinas por baños). Los agentes, que no fueron preparados para lidiar con presos, actúan según su sentido común... que está determinado por la ley policial.

El asunto no es sencillo. Lo muestra el debate por la policía comunal en Buenos Aires, el cual debería ser un espejo de las policías del país. Marcelo Sain, coautor del proyecto de reforma, opina que la policía bonaerense es autoritaria y corrupta, y que es una gran caja de recaudación. ¿Y las otras policías?

Se advierte el problema cuando se ven casos como el agente de Alberdi detenido por un asalto o al recordar la insurrección policial de diciembre, cuando nos dejaron solos en manos de los delincuentes; cuando se ve el escándalo de los sacapresos o ante el reclamo de que no hay jueces de contravenciones desde 1996 o que no se reglamenta la ley contra la tortura.

Pero abajo de eso hay algo peor, un fondo cultural autoritario que lo justifica. La ley policial fomenta empleados de seguridad aislados de la sociedad, que no sólo no son respetados, sino que no pueden aprender respeto en un régimen de pura esencia dictatorial. ¿Cómo van a respetar y servir a la sociedad? En algún momento hay que debatir no sólo qué hacen los agentes, sino para qué y cómo lo hacen (incluyendo el debate sobre el estado policial o la sindicalización laboral, para evitar que un reclamo salarial se convierta en un infierno); y cómo hacer para que su tarea beneficie a la sociedad antes que al poder de turno. Cada vez arde más la inseguridad y aparecen nuevos desafíos, como el narcotráfico. No basta con parchar o con anunciar 500 agentes más y más cámaras de vigilancia. A la Policía hay que reinventarla con valores democráticos.

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