El descubrimiento

El descubrimiento

En Buenos Aires donde, a partir de la publicación de Cien años de soledad, fue catapultado a la gloria

19 Abril 2014

Por Tomás Eloy Martínez *

Luis Haars pasó por México, haciendo una serie de entrevistas para su libro Los nuestros. Después de entrevistarlo a Juan Rulfo, se reúne con Carlos Fuentes y este le dice que su libro no puede estar completo sin la inclusión de un escritor llamado García Márquez. Haars le transmite a su editor (de la editorial Sudamericana), Paco Porrúa, la sugerencia de Fuentes. Porrúa lee algunas páginas de la novela que García Márquez estaba escribiendo y se la compra por 500 dólares, que en ese momento eran como maná del cielo para Gabo. Hay una historia que García Márquez y yo recordamos mucho. Porrúa me llama por teléfono a Primera Plana y me dice: “Tenés que venir a leer una novela extraordinaria’’. Fui a su casa, estaba lloviendo mucho, vi una fila de papeles en el suelo y cuando empecé a pisarlas, Porrúa me gritó: “estás pisando el manuscrito de la novela’’. El elemento identificador de ese manuscrito, que se perdió, son las huellas de los zapatos, que van de la página 92 a la 105. Le dije a Paco Porrúa que teníamos que invitar al autor como jurado del concurso de novela de Primera Plana. Así fue como nos conocimos. El me enseñó a manejar marcha atrás en mi auto. Yo se lo prestaba para que fuera a besarse con su mujer a los bosques de Palermo. En fin, nació una amistad que nunca se interrumpió.García Márquez se volvió famoso cuando llegó a Buenos Aires, la gente lo aplaudía en la calle. El dueño de Café de Colombia le hizo una fiesta y allí García Márquez, que tenía fama ya entonces de gitano, de adivino, encontró a una chica en un rincón. Me la señaló y me dijo: tiene ganas de llorar. El se le acercó, le dijo algo y ella soltó unos lagrimones. Después volvió, le pregunté qué le había dicho y me contó que simplemente le había preguntado por qué estaba triste. ¿Cómo supiste que estaba triste?, le pregunté. Y me contestó: ¿has conocido alguna mujer que no esté triste?...    

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© LA GACETA

Tomás Eloy Martínez – En 1966 era jefe de redacción de Primera Plana. Fue quien concibió el número dedicado a García Márquez en la revista y el autor de la primera crítica integral de Cien años de soledad que se publicó en el mundo entero. La crítica preanunciaba la gloria que alcanzaría el novelista colombiano. Este es un fragmento de una nota publicada en LA GACETA Literaria en 2008. 

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