Arqueología del rock de los 80

Arqueología del rock de los 80

Cuando la cuestión pasaba por “qué clase de rockero sos”

APERTURAS Y CIERRES. Berti traza la historia del rock nacional en cinco ciclos. ymlp.com APERTURAS Y CIERRES. Berti traza la historia del rock nacional en cinco ciclos. ymlp.com
20 Abril 2014

MÚSICA

ROCKOLOGÍA

EDUARDO BERTI

(Galerna - Buenos Aires) 

Según Arnold Hauser, los siglos no comienzan con su primer año, sino con el primer gran hecho histórico. A esta idea se aferra Eduardo Berti para abrir su libro y arriesgar que el rock argentino de la década del 80 no abre con el cero, y que la versión vernácula del género podría dividirse en cinco ciclos: El I, entre 1965 y 1969, desde La balsa, pasando por Onganía y hasta la separación de tres grandes como Los Gatos, Manal y Almendra; el II, hasta la separación de Sui Generis; el III, durante el Proceso (1976-1982); el IV, desde el regreso de la democracia hasta el 86 y la hiperinflación; y el V, con el último año de la década y la entrada en el menemato.

De estos últimos dos segmentos se ocupará Berti. Y, si bien el IV y el V podrían englobarse en uno mismo, ya que las diferencias son “más pequeñas o menos evidentes”, La Guerra de Malvinas será para el autor el punto de inflexión, y 1985 un quiebre: el paso del rock “divertido” al dark; el ingreso de información musical que había sido demorada por la dictadura; la edición de Nada personal, de Soda Stéreo, y de Giros, de Fito Páez; y los debuts discográficos de Sumo y Los Redondos.

Rockología va, con esta, por su tercera edición (las anteriores fueron en 1989 y 1994), y aunque el autor haya optado por no hacer grandes cambios o enmiendas, ni demasiadas correcciones, si vuelve a estar en la calle es porque bien ganado se lo tiene.

Además de prólogos (Daniel Melero y Miguel Cantilo), notas, apéndices (miradas retrospectivas sobre Sumo y Virus), epílogo y ocho reportajes (el Indio Solari, Melero, Nebbia, Cerati, Pil Trafa, Charly, Juanse y Fito), el libro logra durante diez capítulos una “arqueología de lo contemporáneo”, una “vivisección de los 80”.

Hace un paralelismo entre el rock mundial y el nuestro, su costado mercantil, sociológico y generacional; recorre anécdotas rigurosas y viejas dicotomías (chetos o rockeros, modernos o psicobolches, Redondos o Soda), examina a fondo la marca “del yo” y la fragmentación en las letras, la veta tanto artística como contracultural del género, los cambios estéticos, el mestizaje, el surgimiento de los subgéneros (“El tiempo pasa, nos vamos poniendo tecnos”, parodió alguna vez Luca Prodan). 20 años después, el libro sigue siendo el documento de una generación.

Porque, cuando Berti arriesga que en los 80 “casi todo ocurrió dentro del rock”, acierta. Si hasta esa década la duda “era ser o no ser rockero, ahora la cuestión pasaba por ‘qué clase de rockero sos’”.

Hacia el final del libro, el Indio Solari profetiza: “El rock sigue vigente porque los problemas que refleja siguen siendo los mismos; aun cuando se pase de una sociedad industrial a un mundo informático, la desigualdad seguirá en pie”. Y la profecía, como buena parte de las tantas que ha hecho Solari, se ha cumplido.

© LA GACETA

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Hernán Carbonel

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