Zapping
El rasgo que mejor caracteriza a los tiempos modernos es el apuro. Los días tienen la misma cantidad de horas que hace 100 años, pero se ha multiplicado la cantidad de cosas que debemos “meter” en ellas, al punto que ya parece un despropósito destinar ocho al sagrado acto de dormir. Esa desproporción hace que tengamos la constante sensación de que estamos siempre atrasados. Y así, vivimos al trote. Porque cocodrilo que se duerme, es cartera. Para qué clavarse en esa eternidad de 45 segundos que tarda el semáforo en volver al verde, si pisando un poco el pedal podemos ganarle al amarillo. De paso nos evitamos que el de atrás, que viene más urgido que nosotros, nos salude a bocinazos por lenteja.

Es tan de oro el tiempo que, con toda seguridad, este tema libre ya ha perdido lectores en el camino. No lo digo yo, lo dicen las estadísticas: cada párrafo es leído aproximadamente por un 20% menos de personas que el anterior. La gente ya no tiene tiempo para profundizar, porque siempre se está yendo. En estos tiempos lo bueno, si breve, es tres veces bueno.

“La gente ya no se detiene a mirar”, me comenta al respecto mi viejo, que conoció épocas menos agitadas y que hoy trabaja en un lugar cercano a Tafí Viejo, rodeado de verdes paisajes. Y es que si uno se para a degustar la belleza y el sonido de la naturaleza, llegará tarde a la cancha, o se perderá el capítulo de Avenida Brasil. Para esa acuciante falta de tiempo se han inventado atajos como el zapping, los discos de grandes éxitos y las comidas instantáneas. Un refrán 2.0 dice que la vida es demasiado corta para extraer un USB en forma segura.

Los tiempos han cambiado la forma de ver el tiempo. Lo que antes era una solterona de 30 años, hoy es una chica independiente y en busca de realización profesional. Y es que desde entonces han surgido tantos caminos y posibilidades que explorar, que el “asentamiento” se ha ido postergando. Y es de esperar que en el futuro se aplace aún más, con la aparición de nuevas actividades, trabajos, carreras universitarias, destinos y demás opciones.

Es utópico pretender que el mundo baje un cambio, pero siempre está la opción de bajarnos aunque sea un rato para tomar un respiro cuando la cosa va demasiado rápido.

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