La demolición de la casa Chavanne

La demolición de la casa Chavanne

24 Octubre 2013
Se suele decir que cuando un nuevo gobierno llega al poder, lo primero que hace es tratar de borrar lo positivo que hizo el otro, como si la historia comenzara a partir de ese presente. Ello ha sucedido con mucha frecuencia en nuestro país. En Tucumán, esta conducta se proyecta hacia el patrimonio arquitectónico, cuya mutilación se ha convertido en una costumbre -mala, por cierto- en los últimos lustros. En aras del progreso, se voltean viejas casonas, algunas muy valiosas, para erigir edificios o playas de estacionamiento. La casa Chavanne Nougués ha seguido ese derrotero.

Ubicada en el pasaje Felipe Bertrés 249, entre Monteagudo y Rivadavia, el imponente inmueble que concitaba la atención de cualquier persona que pasara por allí, comenzó a perecer bajo la piqueta. Se informó que se construirá en su lugar un edificio de varias plantas. También se indicó que el avanzado deterioro de la casa, abandonada hace un par de años, hizo que resultara inviable conservar algo de la casa original, que en un comienzo se había considerado como opción. Los vecinos expresaron una doble sensación: por un lado, la desazón por la pérdida y por otro, alivio porque, al estar abandonada, la casa se había convertido en un refugio de parejas.

La residencia había sido construida en 1957; el proyecto estuvo a cargo de Raimundo M. Buiatti y la dirección técnica fue del ingeniero Salomón Kaliman. En 2009 fue la sede del Espacio DAR y albergó 22 intervenciones en las que se mostraron las tendencias de diseño, iluminación, revestimientos, colores, muebles y decoración. Hasta hace no mucho tiempo perteneció a los descendientes de sus primeros propietarios, los Chavanne Nougués. El inmueble estaba incluido en el Inventario de Sitios y Edificios de Valor Patrimonial de la Municipalidad; sin embargo, ello no impide que los dueños puedan darle el destino que consideren a su propiedad.

En noviembre de 2011, una arquitecta catalana que dictó un curso en nuestra ciudad dijo que el resguardo del legado valioso se logra con educación, legislación, involucramiento del Estado y de los ciudadanos, política fiscal y decisiones administrativas. Señaló que por ley, el presupuesto de obras públicas de Cataluña debe destinar el 1% al patrimonio cultural. "En España muchos edificios patrimoniales son privados; entonces se generan estrategias para que sus propietarios estén dispuestos a cuidar y mantener ese bien que es suyo, pero también es de todos. Hoy muchos están orgullosos de poseer un edificio patrimonial y ellos mismos gestionan la declaratoria", afirmó la arquitecta y acotó que se estimula la inversión privada a través de los mismos propietarios y de bancos o fundaciones.

A diferencia de otras ciudades argentinas que conservan su patrimonio arquitectónico porque es parte de su historia y de su cultura, en Tucumán la indiferencia por conservar el pasado va convirtiendo a la capital en una masa de hormigón. En algunos casos se deja que el inmueble se deteriore considerablemente para justificar luego su demolición porque la restauración implicaría un gran gasto. Da la impresión que eso está sucediendo con el ex edificio de Rentas (Maipú y San Martín). Mientras no haya una política de Estado en materia patrimonial que se cumpla, Tucumán seguirá asistiendo a la depredación de su pasado arquitectónico. Si borramos de la memoria familiar a los bisabuelos y tatarabuelos seremos un pueblo sin identidad.

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