"Hay muy pocas rampas, y algunas están mal hechas"

"Hay muy pocas rampas, y algunas están mal hechas"

Una mujer que se mueve en silla de ruedas protesta por el trato que reciben los discapacitados.

RECLAMO. Clara asegura que en la ciudad hay pocas rampas, y mal hechas. LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI RECLAMO. Clara asegura que en la ciudad hay pocas rampas, y mal hechas. LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI
23 Octubre 2013
Clara "Pirucha" Romano Molina sufrió polio cuando era chica. Y desde entonces se mueve en silla de ruedas. Desde hace 14 años lo hace en una con motor, porque le genera mucho dolor en los brazos hacer girar las ruedas de las tradicionales. Pero hay otros dolores que aún no sabe cómo resolver. Uno de ellos es que habita una ciudad que la excluye, que la aísla, que le impide vivir una vida similar a la de cualquier otro vecino. Cansada y triste, decidió convertir su silla en un vehículo de protesta: le colgó un cartel que dice: "Menos discursos-más obras. Necesitamos rampas sin cordón y baños para discapacitados. La discapacidad es una realidad. No nos ignoren".

Es difícil imaginarse prisionero en la propia ciudad. Por eso, el testimonio de "Pirucha", como le gusta que la llamen, es ilustrativo. Vive en pleno centro, en Mendoza al 400. Pero de nada le sirve tener supermercados, confiterías e innumerables negocios cerca. La falta de rampas para discapacitados o lo mal que están construidas algunas le impiden visitarlos.

"Por ejemplo, no puedo ir la Caja a pagar los impuestos. Tampoco al súper que está en la 25 de Mayo al 300 ni a un restaurante. Hay muy pocas rampas. Y de las que existen, algunas están mal hechas. Las de Mendoza y 25, por ejemplo, están elevadas del pavimento y no las puedo subir. Es ridículo. Así como están no nos sirven. A eso hay que sumarle otra cosa: usted o cualquier otra persona puede ir a un café tranquilamente. Yo no: si voy a una confitería es mejor que no tome líquido, porque generalmente hay que subir escaleras para llegar a los baños. Y yo no puedo", renegó.

Ayer por la mañana, Clara recorrió un par de esquinas con un fotógrafo de LA GACETA para mostrar lo que le ocurre a diario. En Mendoza y 25, dos jóvenes tuvieron que ayudarla a subir la rampa mal construida mientras los autos pasaban a pocos centímetros suyo. Y en Maipú y Mendoza (donde no hay rampas), una mujer, un hombre y una agente de Tránsito fueron los encargados de darle una mano.

"Pirucha" asegura que sus reclamos llegaron a lo más alto de la política. "El gobernador me vio varias veces y no me llevó el apunte. Incluso, un 9 de julio, mientras era presidente Néstor Kirchner, le entregué una carta a Cristina. Me dijo que iba a hablar con los políticos tucumanos y se la guardó en la cartera, pero después no pasó nada", se quejó.

Clara dijo que escucha a los políticos que están en campaña y que siente bronca. Porque ninguno parece acordarse de que las personas con discapacidad tienen derechos, entre ellos, a circular con libertad.

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