Inocular la soja genera mayores rendimientos

Inocular la soja genera mayores rendimientos

Los productores seguramente ya tomaron alguna decisión respecto de lo que van a sembrar en la campaña de granos gruesa que se acerca, y es por ello que deben, a partir de haber elegido el lote, cultivar y la variedad o híbrido a sembrar, tomar algunas decisiones técnicas muy importantes.

La inoculación de soja con rizobios es una práctica muy importante para cubrir las altas demandas del nitrógeno (nutriente central en la producción de los cultivos). Esta práctica permite mejorar un proceso naturalizado de simbiosis y de fijación del nitrógeno atmosférico, dado que las bacterias específicas para este proceso son autóctonas de China y de otras regiones del sudeste asiático y en nuestros cultivos de soja requieren de su introducción con los inoculantes.

Los cultivos adecuadamente provistos en nitrógeno muestran una alta intercepción de energía del sol y conversión en materia seca soportando procesos de crecimiento y de producción de granos. Las altas temperaturas del ambiente (y detectadas en la superficie de los suelos) como la presencia de rizobios naturalizados (introducidos, recordemos que no hay rizobios nativos específicos para soja en suelos del continente americano) son dos de las razones que con mayor frecuencia se indican como limitantes de la aplicación de inoculantes en regiones del norte argentino.

Sin embargo, los estudios desarrollados en estas regiones por diversos investigadores del INTA y de otras instituciones públicas y privadas, muestran que, en ausencia de una adecuada inoculación, los rendimientos de soja se limitan en, al menos, el 5% de su producción alcanzable. Por ejemplo, sobre 35 ensayos desarrollados en localidades de Salta y Tucumán recopilados por el proyecto Inocular del INTA, muestran en cultivos inoculados mejoras en los rendimientos medios de unos 300 kg/ha equivalentes a casi el 12% del rendimiento alcanzable.

Las investigaciones específicas de un proyecto reciente sobre la fijación de nitrógeno en soja conducido por el INTA muestran con claridad que en la región del NOA, a diferencia de otras regiones sojeras argentinas, se logran los mayores aportes de este proceso llegando a niveles de entre el 60% y el 80% de los requerimientos de soja. "Estos resultados no surgen del azar sino de considerar diversos factores tanto desde la selección de los inoculantes, su producción y de los procesos de aplicación y de siembra. Inocular no es solo mezclar semillas e inoculantes sino considerar diversos factores de manejo de los productos, de su aplicación y de la operatoria de siembra procurando las mejores condiciones de conservación y crecimiento de los microorganismos". Esta es una afirmación de los técnicos Alejandro Perticari y Martín Díaz Zorita, que brindaron un detallado informe al respeto. En este camino, hay un gran avance comparado con los primeros pasos de la práctica de inoculación y se dispone de productos y de procesos que contribuyen a superar limitaciones tales como la aplicación anticipada al momento de siembra , junto con otros tratamientos de semillas (ejemplo, insecticidas, fungicidas).

La práctica de la inoculación es, en términos relativos al resto de los costos de producción de los cultivos, una práctica económica que aporta un gran beneficio al cubrir las necesidades de nutrición con nitrógeno de soja. Sin embargo, es muy importante valorar el proceso en un conjunto dentro de cada sistema de producción. Es decir, considerar la mejor elección de productos (inoculantes y aditivos) que respondan a las necesidades operativas de cada empresa incluyendo no solo la factibilidad de aplicar otros tratamientos de semillas compatibles sino también el momento más eficiente para la operatoria de manipuleo de semillas y de siembra.

Rizobios + polímeros
La tecnología de inoculación hoy parte de procesos evolucionados con formulaciones específicas que contienen rizobios y otros componentes tales como polímeros o aditivos de protección frente a agroquímicos, de adhesión sobre las semillas y de mejora fisiológica. También se dispone de tecnologías mucho más avanzadas que incluyen moléculas señal de los tipos lipo-quito oligosacáridos (LCO), que es la molécula señal clave para la comunicación entre las raíces de las leguminosas y las bacterias, permitiendo tolerar condiciones de estrés y mejorar el crecimiento de raíces.

A la hora de elegir el inoculante hay que recordar que estos productos muestran una gran evolución en cuanto a sus cualidades y posibilidades de aplicación a diferentes condiciones de producción. Es por esto importante definir qué tipo de equipamiento se utilizará para lograr una adecuada cobertura de las semillas durante el tratamiento, si se usa agroquímicos como será su aplicación y la conveniencia de aditivos de protección específicos, cuándo se realizará el tratamiento y cuando será la siembra.

Ante el amplio espectro de oportunidades disponibles, recurrir al asesoramiento profesional es conveniente, para establecer la mejor estrategia de inoculación, desde la elección del producto hasta la siembra. Estudios desarrollados en 1.500 sitios de inoculación de soja mostraron que, en algo más de la mitad de los casos, la calidad del proceso de inoculación (elección del inoculante y sus aditivos hasta la siembra) depende de estos puntos. Sin embargo, con ajustes específicos, este resultado es mejorable y permite consolidar la respuesta esperada a la práctica de inoculación.

La inoculación no termina en la aplicación de los tratamientos sobre las semillas, sino que se extiende durante el almacenamiento de las semillas y la siembra. Esta última es conveniente realizarla en suelos húmedos, para una rápida y uniforme implantación de los cultivos e inicio del proceso de nodulación. Las respuestas a la mejor provisión de nitrógeno aportado por la fijación biológica son proporcionales a los rendimientos alcanzables por los cultivos; es así que la implementación de buenas prácticas de producción (fertilización, control de plagas y enfermedades, etc.) contribuye a consolidar los beneficios de la inoculación. Recordemos que la provisión de nitrógeno es uno de los factores productivos que, con mayor relevancia, limita la normal producción de soja, y su escasez pone en riesgo el resto de las decisiones de producción.

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