29 Enero 2012
COMO SI FUESE UN JUEGO. Niños sirios se divertían ayer con armas de madera, mientras la violencia crece. REUTERS
EL CAIRO/DAMASCO.- La Liga Árabe suspendió ayer la labor de su misión de observadores en Siria, debido a la escalada de ataques armados. Los enviados abandonarán las diferentes ciudades sirias y permanecerán en Damasco, aunque no se descarta su retiro definitivamente del país.
"La situación actual, en términos de violencia, no ayuda a preparar el ambiente (que permita) que todas las partes se sienten a la mesa de negociaciones. Hay un deterioro peligroso de la situación y continúa el uso de la violencia y del intercambio de disparos y bombardeos, que tienen como víctimas a ciudadanos inocentes", afirmó el secretario general de la Liga, Nabil al Arabi, quien será interrogado el martes por el Consejo de Seguridad de la ONU, junto con el jefe de Gobierno de Qatar, sheij Hamad bin Yasim al Thani.
El subsecretario general del organismo árabe, Ahmed Ben Heli, calculó que aún permanecían en Siria un centenar de observadores, luego del retiro de los representantes de los seis países del Golfo Pérsico. A su vez, la oposición nucleada en el Consejo Nacional Sirio (CNS) anunció que presentará a la ONU evidencias de "masacres" cometidas por las fuerzas de seguridad leales al presidente, Bashar al Assad.
El ministro sirio de Interior, Mohamad Ibrahim al Shaar, ratificó ayer la posición oficial. "Las fuerzas de seguridad van a restablecer el orden y la seguridad y a limpiar el territorio de delincuentes", afirmó. Desde el martes, hubo al menos 210 muertos, de los cuales 142 eran civiles.
Ayer, un oleoducto recibió un impacto directo y se incendió, al mismo tiempo que las fuerzas militares bombardeaban un poblado donde hay pozos de petróleo de la provincia de Deir al Zour, en el este. Los opositores informaron sobre intensos enfrentamientos entre el Ejército y desertores en Homs, en Hama y en suburbios de Damasco. La Cuarta Brigada del Ejército, comandada por Maher al Assad, hermano del Presidente, está a la cabeza de las "sangrientas operaciones", denunció el dirigente rebelde, Ahmed al Mallah. (Télam-DPA-AFP)
"La situación actual, en términos de violencia, no ayuda a preparar el ambiente (que permita) que todas las partes se sienten a la mesa de negociaciones. Hay un deterioro peligroso de la situación y continúa el uso de la violencia y del intercambio de disparos y bombardeos, que tienen como víctimas a ciudadanos inocentes", afirmó el secretario general de la Liga, Nabil al Arabi, quien será interrogado el martes por el Consejo de Seguridad de la ONU, junto con el jefe de Gobierno de Qatar, sheij Hamad bin Yasim al Thani.
El subsecretario general del organismo árabe, Ahmed Ben Heli, calculó que aún permanecían en Siria un centenar de observadores, luego del retiro de los representantes de los seis países del Golfo Pérsico. A su vez, la oposición nucleada en el Consejo Nacional Sirio (CNS) anunció que presentará a la ONU evidencias de "masacres" cometidas por las fuerzas de seguridad leales al presidente, Bashar al Assad.
El ministro sirio de Interior, Mohamad Ibrahim al Shaar, ratificó ayer la posición oficial. "Las fuerzas de seguridad van a restablecer el orden y la seguridad y a limpiar el territorio de delincuentes", afirmó. Desde el martes, hubo al menos 210 muertos, de los cuales 142 eran civiles.
Ayer, un oleoducto recibió un impacto directo y se incendió, al mismo tiempo que las fuerzas militares bombardeaban un poblado donde hay pozos de petróleo de la provincia de Deir al Zour, en el este. Los opositores informaron sobre intensos enfrentamientos entre el Ejército y desertores en Homs, en Hama y en suburbios de Damasco. La Cuarta Brigada del Ejército, comandada por Maher al Assad, hermano del Presidente, está a la cabeza de las "sangrientas operaciones", denunció el dirigente rebelde, Ahmed al Mallah. (Télam-DPA-AFP)
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