Cartas de lectores
15 Septiembre 2011
INSEGURIDAD (i)
Hace algunos años mandé una carta contando con la impunidad que le robaron la cartera a mi mujer en una calle cercana a las torres de Agua y Energía, a solo seis cuadras de ese lugar donde mataron a una vecina mía para robarle la cartera. ¿Qué hicieron las autoridades en todo este tiempo para evitar esto? Nada. Siempre es lo mismo: los jóvenes delincuentes, menores de edad normalmente drogados, recorren los barrios periféricos en busca de sus presas como si viviéramos en una selva y nosotros, ciudadanos honestos, somos los ciervos y ellos los leones. ¿Cómo se arregla esto? Primero y principal, habría que limitar los puntos de entrada a la Costanera, es decir hacer un cerco. Dejar los puntos de entrada normales como las calles habilitadas y en esos lugares poner cámaras de seguridad, esto evitaría la facilidad del escape que tienen estos ladronzuelos que cruzan corriendo la autopista para internarse en su reino de impunidad. Luego poner cámaras en las inmediaciones, hacer operativos sorpresa en la Costanera como lo hace la Gendarmería en Buenos Aires y entrar allí por la noche y a todos aquellos que en la esquinas se estén bebiendo y drogándose meterlos presos, esto es elemental. Les puedo asegurar que estos delincuentes que salen a robar no son más de 100, seguramente son menos y lo más grave es que ahora ya salen armados y matar a alguien como esta señora de 35 años frente a su hija no les afecta en lo más mínimo. No se puede permitir esto y los legisladores, por favor, endurezcan las leyes para que estos jóvenes asesinos en potencia no salgan cada vez que los agarra la Policía; los detienen por el robo de una cartera y como son menores, luego de unos días están en la calle de nuevo. ¿Es necesario que maten a varias personas y que justo tengamos cinco testigos para que un juez se anime a meterlos presos? Estoy totalmente indignado con los tres poderes que tienen su parte de culpa o responsabilidad en esto de combatir el crimen.

Mario Santiago Guillén
Barrio Viluco
San Miguel de Tucumán



INSEGURIDAD (ii)
En nuestra provincia la inseguridad creció en forma alarmante. Hace apenas unos días fue atacada una anciana de 70 años, a la que le fracturaron la cadera con serias consecuencias. Ahora nuevamente otra víctima, la señora Marcela Beatriz Aragón, de 35 años, fue asaltada cuando regresaba del centro en compañía de su hija de 14 años. Según el comentario de LA GACETA, había tomado el colectivo equivocado, descendieron de este y se dirigían rumbo a su domicilio cuando de pronto un delincuente que se desplazaba en moto quiso arrebatarle la cartera. Al resistirse, la arrojó sobre la vereda y con total sangre fría le disparó hiriéndola mortalmente. No alcanzó a llegar con vida al hospital. ¿Es posible que no haya control policial en estas zonas? No sólo el microcentro existe, los barrios están totalmente desprotegidos. ¿Quién soluciona esta irreparable pérdida ocasionada por un malviviente? ¿Qué se le puede decir a esta familia destrozada por esta muerte injusta? El Gobierno debe implementar con carácter urgente una mayor presencia policial para evitar estas pérdidas de vidas y combatir con dureza a estos malvivientes. Sólo así se podrá decir que todos los ciudadanos están protegidos, ya que es obligación del Estado cuidar la vida de todos.

Marta Lizárraga
[email protected]



INSEGURIDAD (iii)

En 2006 fue Paulina Lebbos; hace un tiempo la víctima fue Elda Hovannes; hoy le tocó a la señora Aragón. ¿Qué se siente una persona cuando le quita la vida a otra, por lo general indefensa? ¿Tiene remordimientos? ¿Comprende el daño que hizo? Ellos, ¿tienen hijos, hermanos, padres? ¿Pueden verlos a la cara sin sentir remordimientos por el asesinato cometido? ¿Creen en Dios, en la familia, en la sociedad, en la convivencia diaria, en el respeto a los demás, en el derecho a la vida? ¿Se drogan para efectuar estos actos absurdos que tan sólo los humanos cometen? ¿Y después del efecto de la droga, recuerdan y asumen la responsabilidad de haber matado a una persona por unos cuantos pesos, de dejar a una familia de por vida con el dolor de una tremenda injusticia? Los asesinos están entre nosotros. Pueden haber sido compañeros del colegio, del trabajo, pueden transitar las mismas calles, igual restaurante, similares espectáculos, asistir a competencias deportivas, etcétera. Ustedes están entre nosotros, entre quienes tenemos un concepto distinto de lo que es la vida, del respeto que nos debemos como integrantes de esta sociedad. No se puede tener un policía para que cuide a cada ciudadano. La escuela, el hogar, la familia, nos enseña, nos educa, para integrarnos como personas de bien a la sociedad. Ustedes a quienes con seguridad vuestros ancestros les enseñaron estos códigos básicos, optaron por el robo, los asaltos, el asesinato despiadado a mujeres indefensas. Los invito a una profunda reflexión. Sólo Dios nos da y nos quita la vida. Aquel que comete actos de esta naturaleza en contra de sus semejantes, merece el desprecio de la sociedad toda. Merecen el castigo al que mediante la Justicia se hacen acreedores. Hagamos todos un acto de reflexión profunda. Seamos más humanos. No produzcan nuevos asesinatos que dejen destrozadas a familias enteras. Tomen conciencia del daño social que producen. Basta, en nombre de Dios, de la sociedad, de la familia, de nuestro futuro, de nuestros hijos.

Hugo César Navarro
Avda. Francisco de Aguirre 1.582
San Miguel de Tucumán



VÍCTIMAS DEL OLVIDO

Ojalá que las promesas de los flamantes concejales de la capital no se conviertan en olvido, tal como lo hicieron ciertos representantes que fueron reelegidos, pese a su inoperancia, en sus funciones. Víctimas de ese olvido somos los vecinos del Barrio Judicial que, desde hace 43 años, esperamos que nos solucionen el grave problema de los canales cubiertos de basura y con aguas servidas. Ello representa una amenaza para la salud de sus pobladores, la mayoría niños; es un problema que deben solucionar urgente las autoridades. Es necesaria la formación de una junta de vecinos, sin fines políticos, en la que se expongan las verdaderas necesidades de cada barrio y se proceda a darles solución.

Aldo Roque Beltrán
Inca Garcilaso 807
San Miguel de Tucumán



PERROS CALLEJEROS (i)
Coincido plenamente con la lectora Liliana Guzmán Prado (carta del 13/9), ya que constantemente me acerco a cuantos perros de la calle encuentro y trato de alimentarlos y jamás he notado una actitud agresiva en ellos. Por el contrario, muchos tratan de mantenerse alejados, con un comportamiento propio de animales maltratados por las personas. Cuando se dan cuenta de que soy confiable, se acercan cariñosamente y en actitud sumisa. Paradójicamente el mejor amigo del hombre, tiene como peor enemigo al hombre mismo. Qué bueno que existan grupos de personas que se preocupan sin fines de lucro, por estos animalitos abandonados. Qué bueno, que por medio de las redes sociales, mucha gente sensible pueda enterarse de estas obras y acercarse para aportar una ayuda. De más está endilgarles la culpa de la peligrosidad a estos animales, cuando tantos ataques gravísimos que determinaron la muerte de personas y niños, se dieron con perros que tienen la suerte de tener un hogar y dueño. ¿O no es así?

Marta O. Lucena
[email protected]



perros callejeros (II)

Aclaro que me gustan mucho los perros por lo que son y por lo que representan: honestidad, comunicación, empatÍa, compañÍa. Aunque también es cierto que los he visto de dueños de la calle, ladrando a peatones y ciclistas. Lamentablemente, no puedo dejar de condenar la falta de civismo de aquellos "protectores de perros libres" que niegan los derechos de los humanos, a quienes no nos agradan las bolsas de basura rotas y las heces caninas en la vía pública. Invito al intendente a contribuir con su opinión y su acción para una mejor calidad de vida para los ciudadanos contribuyentes.

Andrés G. Lelong
Monteagudo 49
San Miguel de Tucumán



PERROS CALLEJEROS (iii)

Respecto de los perros callejeros, hasta ahora nadie ha respondido las preguntas de la lectora Lucrecia Aquino (carta del 10/9). ¿Quién se hace responsable si uno de estos canes muerde a un niño o a cualquier persona? ¿El intendente? ¿Los defensores de perros? ¿La Defensoría del Pueblo? ¿San Bernardo? ¿Ellos se ocuparán de atrapar y llevar estos canes al Antirrábico y de pagar la vacuna? ¿Algún lector puede responder estos interrogantes?

Luisa Noemí Ungaresse
[email protected]



EDUCAR

Luego de leer la carta del lector Luis Andrada (14/9), reflexiono sobre cómo se puede opinar libremente sobre algo, sin tener en cuenta lo que uno hizo cuando tuvo la oportunidad de brindar una buena educación a los chicos, con sólo centrar la gestión directiva en la enseñanza con compromiso, honestidad y ejerciendo la autonomía pedagógica para ajustar el proyecto educativo a las necesidades de los chicos, sin esperar que ninguna autoridad educativa lo disponga. Si todos los que tuvimos la oportunidad de dirigir una escuela actuamos pensándola como ámbito para que el niño se desarrolle plenamente, ¡bravo! Si no fue así es mejor no opinar.

María Beatriz Sánchez de Comas
[email protected]



RECOLECCIÓN DE BASURA

Le solicito al intendente que notifique a la empresa concesionaria de la limpieza de paseos públicos y calles del municipio, que las fechas de votaciones ya pasaron, y que los grupos afectados por los candidatos a distintos cargos en las elecciones pasadas, ya no realizan este tipo de tareas, por obvias razones. Por lo tanto, se hace imprescindible que se retorne a la normalidad, es decir que una a dos veces por mes se realicen estos trabajos, como es el caso del Barrio Vial, en avenida América al 2.200.

Marcelo Joaquín Toledo
[email protected]


Las cartas para esta sección deben tener un máximo de 200 palabras, en caso contrario serán sintetizadas. Deberán ser entregadas en Mendoza 654 o en cualquiera de nuestras corresponsalías haciendo constar nombre y domicilio del remitente. El portador deberá concurrir con su documento de identidad. También podrán ser enviadas por e-mail a: [email protected],  consignando domicilio real y Nº de teléfono y de documento de identidad. LA GACETA se reserva el derecho de publicación.

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