"El hombre es el único ser que puede preguntarse por el sentido de la vida"

"El hombre es el único ser que puede preguntarse por el sentido de la vida"

En los campos nazis, Viktor Frankl profundizó su intuición de que la gente con proyectos sobrevive mejor que la que no los tiene. Alexander Vesely y el legado de su abuelo

EN TUCUMÁN. Alexander Vesely Frankl visitó la Cárcel de Mujeres, invitado por la psicoterapeuta Yolanda Véliz . LA GACETA / JUAN PABLO SANCHEZ NOLI EN TUCUMÁN. Alexander Vesely Frankl visitó la Cárcel de Mujeres, invitado por la psicoterapeuta Yolanda Véliz . LA GACETA / JUAN PABLO SANCHEZ NOLI
20 Febrero 2011
Alexander Vesely Frankl parece demasiado joven como para cargar con tanta historia en sus genes. Pero la carga. A los 36 años, el psicoterapeuta y cineasta vienés mantiene vivo el legado de su abuelo, Víctor Frankl. Nacido en la Viena de 1900, cuna del psicoanálisis, el "abuelo" Frankl se acercó de joven a Sigmund Freud y fue discípulo de Adler. Hasta que decidió que no le cuajaban ni la teoría freudiana del psicoanálisis ni la individual de Adler, y creó la suya propia, a la que bautizó Logoterapia, y que se convirtió en la llamada tercera Escuela de Psicología de Viena. En la biografía de Frankl, que murió en 1997, a los 92 años, la experiencia humana está atada a la posición intelectual: nacido en una familia de origen judío, entre 1942 y 1945 fue prisionero en cuatro campos de concentración, incluido Auschwitz. Êl sobrevivió; no lo hicieron ni sus padres ni su esposa, que estaba embarazada, y que fue obligada a abortar. Alexander es hijo de Gabriela, la hija que Frankl tuvo con su segunda esposa, Emily, que lo sobrevive. En Viena, ella cuida el legado de este intelectual que en el horror de los campos de concentración aprendió que aquellos que poseían proyectos parecían tener mejores oportunidades que los que habían perdido toda esperanza.

En cuanto a Alexander Vesely, no es su primera estancia en Tucumán. Desde que hace unos años conoció en un Congreso internacional a la psicoterapeuta tucumana y logoterapeuta Yolanda Véliz de Esper, Tucumán es para este vienés un paisaje familiar. Este verano, siempre con Yolanda Véliz como anfitriona, y por una iniciativa del Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia, Vesely estuvo en la Cárcel de Mujeres. "Un grupo del Ministerio de Desarrollo Social. Daniela Bravo y María Eugenia Schedan, tuvieron la inquietud de trabajar en la cárcel con Logoterapia, empezando por las autoridades, luego las guardiacárceles y después las internas", enfatiza Véliz de Esper, que acompaña a Vesely en la entrevista con LA GACETA. ¿Por qué logoterapia en la cárcel? "Se trata de trabajar sobre la importancia del otro. No se trata de que el carcelero haga terapia, sino, primero, de que se reconozca como ser humano", remarca la terapeuta tucumana, en relación a lo que ella define como "un proyecto para humanizar la cárcel".

-Alexander ¿Cómo influyó la experiencia de su abuelo en los campos de concentración en el desarrollo de la logoterapia?

- La logoterapia ya existía antes de su paso por los campos, en 1936. Mi abuelo conoció la teoría freudiana, pero encontró cada vez mas fascinantes las teorías de Adler, porque vio que en las de Freud todo estaba demasiado centrado en sí mismo. El ser humano, pensó, se dirige al mundo, a otras cosas del mundo, no sólo a sí mismo. Por eso, un día dijo: yo tengo una idea diferente; no pienso que la motivación primera del ser humano sea el placer; o, como Adler dice, el poder; pero yo pienso que eso es sólo un pequeño cambio; yo pienso que la motivación del ser humano es el sentido, de hacer algo en el mundo que tenga sentido. Y si no lo logra, es como un búmeran, y la gente se traba en su equilibrio, en sus sentimientos. Pero el ser humano sano no está tan interesado en sí mismo; el ser humano sano esta interesado en su correlación con el mundo, con las cosas en el mundo. Como él dice, el ser humano no quiere ser feliz; lo que él quiere es una razón para ser feliz. El le dice eso a Adler con mucho respeto, como lo tuvo para con Freud. Y Adler le dijo: Víctor Frankl, este es un cambio que yo no puedo soportar, de modo que estás fuera de mi escuela.

Mi abuelo estuvo tres años en campos de concentración: y al libro "El hombre en busca de sentido" lo escribe a nueve días de la liberación, durante nueve días. Frankl se planteaba: si nuestra vida es un mecanismo reduccionista, ¿cuál es el sentido?; no sólo nacemos y crecemos. La pregunta por el sentido de la vida siempre estuvo en él; a los cuatro años, por la noche, iba al cuarto de su padre, gritando: cuál es el sentido de la vida, si todos vamos a morir. En el campo de concentración, él tenía su manuscrito de su Teoría sobre la logoterapia en el abrigo; y esa fue una de las cosas que le permitieron sobrevivir, para qué sobrevivir; y citaba a Nietzsche: quien tiene un para qué sobrevivir, puede sobrevivir a cualquier cosa.

- El concepto de resiliencia, en tanto capacidad de un individuo de sobreponerse a la adversidad, parece central en la logoterapia...

- Es esencial. Viktor preguntaba cuáles son las cosas que causan disfunciones, y de dónde vienen. Hay gente que tiene una vida muy dura, y no se quiebra, su psiquis está muy sana. ¿Cuál es el elemento que tienen ellos, cuáles son esos recursos? Y es ahí cuando él puede descubrir que eso del sentido no es un lujo.

-¿Qué ha encontrado en la cárcel de mujeres?

- Es uno de los lugares por los cuales mi abuelo escribió su libro. Es gente en situaciones límite; y él sabía de qué estaba hablando; una cárcel, una enfermedad psicológica o física; eso es lo que nos pone en la situación de preguntarnos para qué sobrevivir, porqué sobrevivir. ¿Hay algo que valga la pena? ¿hay una persona para la que valga la pena sobrevivir? Mi abuelo decía que el tiempo del campo no fue tan malo como el después: porque él sobrevivió, pero no pudo reencontrarse con su esposa; ni con un bebé que le hicieron abortar. Esta fue su confrontación, su vacío existencial. Fue después de la guerra cuando él estuvo cerca del suicidio. Frankl decía: es muy sano preguntarse si tiene sentido mi vida. Porque el hombre es el único ser que tiene la capacidad de preguntarse por el sentido de su vida. El problema no es la preguntar, el problema es cuando se busca la respuesta por un tiempo largo, y se llega a la conclusión de que no existe. Y es esto lo que trabajamos como logoterapeutas.

- ¿Cuáles son las herramientas con las que trabaja la logoterapia?

- En logoterapia hay técnicas como la intención paradojal, que consiste en guiar a la persona a desear lo que teme, a darse el permiso, y poder afrontar lo que teme; o la derreflexión, que consiste en llevar la atención hacia otro lugar. Se trata de llevar siempre el enfoque a lo sano que hay en cada individuo. Mi abuelo marcaba la diferencia entre llorar cuando estoy pelando cebollas y las lágrimas ante la muerte de una persona amada. En un caso, hay una razón; en otra, una causa. Con la droga pasa eso: tengo una causa que me hace "feliz", pero no tengo una razón.

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