17 Febrero 2011
"NO PUEDO MÁS". Francis estuvo afectado ayer por el municipio a hacer un relevamiento para instalar nuevos semáforos en la Esquina Norte. LA GACETA / ANTONIO FERRONI
Es un empleado en negro, pero se considera algo mucho más denigrante que eso: dice ser un esclavo de la Municipalidad de la capital. Luis Antonio Francis, de 54 años, trabaja en la Dirección de Alumbrado Público. Por mes, cobra apenas $ 150; es decir que para llegar a fin de mes no puede gastar más de $ 5 por día.
Desde hace cinco años está en esa situación de precariedad laboral. "Siento vergüenza, a mi edad de estar así -admite-, pero lo único que me mantiene atado es la promesa que siempre me hacen del pase a la planta permanente". Cuando llega la fecha de pago debe concurrir a la sede de la intendencia, en Lavalle y 9 de Julio, donde recibe el dinero, pero ningún recibo ni constancia de su labor. Ayer, Francis estaba escuchando la radio y, de pronto, salió al aire el intendente, Domingo Amaya. "Nosotros no tenemos empleados en negro -dijo el jefe municipal-, hay empleos de planes nacionales, con todos los seguros y beneficios del Estado".
Sorprendido por esas declaraciones de Amaya, de inmediato, Francis decidió llegar a la redacción de LA GACETA para contar su historia. "No hablé antes -se lamenta-, porque siempre tengo en la cabeza la promesa de un nombramiento".
Recomendación
Hace seis meses, el ingeniero Javier González (subdirector de Alumbrado Público) abrió un expediente para solicitar la designación de Francis. En esa carpeta hay una carta de recomendación por el desempeño del empleado. Sin embargo, todavía espera una respuesta.
En estos días, Francis siguió la polémica sobre el trabajo en negro en los municipios. Todo comenzó cuando dos barrenderos de Las Talitas denunciaron que cobran $ 550 por mes. En la controversia, también opinó el dirigente municipal del interior, Vicente Ruiz. "Hay 15.000 empleados en negro entre todos los municipios de la provincia -dijo Ruiz- y en algunos cobran $ 300 o $ 400 por mes", afirmó. Incluso, la Central de Trabajadores Argentinos terció en la polémica. "La masa crítica de trabajadores en estas condiciones, sin ninguna solución por parte del estado provincial, se torna insostenible y es lo que motiva la protesta de los trabajadores en defensa de sus derechos", planteó el titular de la CTA, Salvador Agliano.
Esa discusión motivó a Francis a hacer pública su situación, pero el temor de quedarse con las manos vacías lo hizo dudar hasta que escuchó las palabras del intendente. "No puede ser que diga eso; él es el intendente y no puede no saber algo que conocemos todos -asegura-. En Obras Públicas municipales hay como 50 personas en la misma situación".
Francis vive en Villa Carmela y reniega porque antes le daban para los cospeles, pero esa ayuda se cortó. Ayer a la tarde, mientras efectuaba un relevamiento vehicular (por el semáforo) en esquina Norte, contó que le advirtieron que no abriera la boca. "No puedo más -admite-; con $ 150 por mes no puede vivir".
Desde hace cinco años está en esa situación de precariedad laboral. "Siento vergüenza, a mi edad de estar así -admite-, pero lo único que me mantiene atado es la promesa que siempre me hacen del pase a la planta permanente". Cuando llega la fecha de pago debe concurrir a la sede de la intendencia, en Lavalle y 9 de Julio, donde recibe el dinero, pero ningún recibo ni constancia de su labor. Ayer, Francis estaba escuchando la radio y, de pronto, salió al aire el intendente, Domingo Amaya. "Nosotros no tenemos empleados en negro -dijo el jefe municipal-, hay empleos de planes nacionales, con todos los seguros y beneficios del Estado".
Sorprendido por esas declaraciones de Amaya, de inmediato, Francis decidió llegar a la redacción de LA GACETA para contar su historia. "No hablé antes -se lamenta-, porque siempre tengo en la cabeza la promesa de un nombramiento".
Recomendación
Hace seis meses, el ingeniero Javier González (subdirector de Alumbrado Público) abrió un expediente para solicitar la designación de Francis. En esa carpeta hay una carta de recomendación por el desempeño del empleado. Sin embargo, todavía espera una respuesta.
En estos días, Francis siguió la polémica sobre el trabajo en negro en los municipios. Todo comenzó cuando dos barrenderos de Las Talitas denunciaron que cobran $ 550 por mes. En la controversia, también opinó el dirigente municipal del interior, Vicente Ruiz. "Hay 15.000 empleados en negro entre todos los municipios de la provincia -dijo Ruiz- y en algunos cobran $ 300 o $ 400 por mes", afirmó. Incluso, la Central de Trabajadores Argentinos terció en la polémica. "La masa crítica de trabajadores en estas condiciones, sin ninguna solución por parte del estado provincial, se torna insostenible y es lo que motiva la protesta de los trabajadores en defensa de sus derechos", planteó el titular de la CTA, Salvador Agliano.
Esa discusión motivó a Francis a hacer pública su situación, pero el temor de quedarse con las manos vacías lo hizo dudar hasta que escuchó las palabras del intendente. "No puede ser que diga eso; él es el intendente y no puede no saber algo que conocemos todos -asegura-. En Obras Públicas municipales hay como 50 personas en la misma situación".
Francis vive en Villa Carmela y reniega porque antes le daban para los cospeles, pero esa ayuda se cortó. Ayer a la tarde, mientras efectuaba un relevamiento vehicular (por el semáforo) en esquina Norte, contó que le advirtieron que no abriera la boca. "No puedo más -admite-; con $ 150 por mes no puede vivir".
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