Orden táctico, corazón y contundencia

Orden táctico, corazón y contundencia

En el duelo de grandes Boca marcó la diferencia porque prevaleció en los aspectos decisivos.

DUELO DE CRAKS. Riquelme, de correcta tarea, lleva la pelota. Lo sigue Gallardo, que peleó mucho y jugó poco. DUELO DE CRAKS. Riquelme, de correcta tarea, lleva la pelota. Lo sigue Gallardo, que peleó mucho y jugó poco.
Un clásico es un partido especial y para ganarlo son fundamentales algunas cualidades, como el orden táctico y el coraje para doblegar al rival. Y eso es justamente lo que exhibió Boca. Los jugadores recurrieron a su orgullo herido para doblegar al apático River, que estuvo de paseo en La Bombonera.
Abrazados al "huevo, huevo" que siempre exige la hinchada, los "xeneizes" conquistaron un triunfo indiscutible sobre los "millonarios". El equipo que dirige Abel Alves dominó con facilidad a un rival desdibujado, que no estuvo a la altura de las circunstancias.
El argumento fue práctico. Los volantes de Boca se comieron crudos a sus pares de River y, concretado el dominio en la mitad de la cancha, a Juan Román Riquelme le resultó mucho más sencillo manejar los hilos. A pesar de la superioridad, los dueños de casa lograron el 1-0 por medio de una jugada de pelota parada: Riquelme ejecutó un tiro libre al corazón del área chica y Gary Medel punteó la pelota a la red. ¿Y River? Casi nada, sólo un mano a mano que desperdició Gabriel Funes Mori, solo frente a García.
En el complemento la historia no cambió demasiado. Boca siguió dominando de punta a punta. El "millo" buscó un poco más, pero chocó con una defensa armada de emergencia que, aunque parezca mentira, funcionó a la perfección. La dupla Jesús Méndez-Medel anuló a los creadores de River y hasta se dieron el lujo de ayudar a Riquelme en  la creación.
Por eso Boca encontró los espacios necesarios para imponer su juego. Ese fue el principal motivo por el que se dio el gusto de marcar un gol de antología: Riquelme habilitó a Luciano Monzón, que envía un centro al área; Nicolás Gaitán abrió las piernas y Medel, con un potente disparo, anotó el 2-0. Lo demás sobró. Esa joya ofensiva fue el broche de oro de una victoria incuestionable.

El secreto del éxito
El "xeneize" fue sólido en todas sus líneas. Los defensores mantuvieron el orden, los volantes ganaron la pelea en la mitad de la cancha y los delanteros siempre crearon zozobra a la última línea adversaria.

Un trío que brilló siempre
Juan Román Riquelme en la creación, Jesús Méndez en la recuperación y en el desplazamiento de la pelota y Gary Medel en la lucha y a la hora de la definición fueron piezas fundamentales para la victoria de Boca.

Lo de River fue vergonzoso
Los "millonarios" fueron superados a lo largo del encuentro. No jugaron a nada y tampoco recurrieron a la garra para dar vuelta el resultado. El equipo pasó con toda la pena y nada de gloria por La Bombonera.

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