Una mínima lluvia les provoca insomnio

CONCEPCION.- La llegada del período de lluvia se transforma en una pesadilla para los vecinos de  Niogasta, Sud de Lazarte, Esquina,  Arcadia, Acheral y Medinas,  entre otras comunidades del sur tucumano. Sucede que, desde hace años, los ríos que pasan por esos lugares cada vez que crecen desbordan y causan estragos. Las aguas arrasan con todo lo  que encuentran a su paso: casas precarias, animales, cultivos y otros bienes de los pobladores. Lo poco que estos adquieren con esfuerzo durante el año, la creciente les arrebata sin piedad. Por eso, ahora que llegó el verano, cada vez que se desata una tormenta, la gente no duerme.
En Niogasta, Esquina y Sud de Lazarte los temores se concentran sobre el río Chico; en Acheral, en el Aranilla; en Arcadia, en el río Gastona, y en Medinas, en el río del mismo nombre. "En esta zona varias familias se fueron a vivir en otros lugares más seguros. Es que  estamos cansados de los anegamientos de todos los años.  No bien comienza a llover, el río Chico sale de su cauce. Es que ya no tiene defensa: el piso está al nivel de la costa", comentó el vecino  Jorge Zelaya. "Nos cansamos de pedir solución a este drama. Pero siempre nos mandan una máquina cuando el río ya no tiene piso por las lluvias. Aquí hace falta que se trabaje en los tiempos de seca y  hasta la cola del dique Frontal. Es que abajo el río se estanca por los sedimentos que concentra desde hace décadas", añadió. 
Daniel Díaz, de Medinas, también planteó su preocupación por los escasos trabajos que se efectuaron en el río y por el peligro que existe de que vuelva a desbordar, como el año pasado. "Siempre se habló de que en el cauce se iba a realizar un trabajo intensivo para alejar las amenazas de desbordes. Sin embargo, lo que se hizo hasta ahora no brinda ninguna garantía. El miedo entre nosotros no descansa", apuntó. "Si llegamos a tener un verano lluvioso, todo lo poco y precario que se hizo no servirá para nada", advirtió.
En la última década, Medinas, al igual que Niogasta, tuvo más de ocho inundaciones. Los daños que sufrieron los vecinos son inestimables. Los habitantes de Los Agudo, al este de Aguilares, dejaron de padecer las amenazas del Medinas, pero porque les construyeron casas sobre pilotes. En el barrio San Roque, en Arcadia, el Gastona también mantiene en vilo a los vecinos en estos tiempos de fuertes tormentas. En 2007, el lugar sufrió una inundación que costó la vida de un poblador y pérdidas casi totales de bienes de un elevado porcentaje de vecinos. "Sabemos que la empresa Cartellone, que construye la nueva ruta 38, le dio más profundidad al río para extraer áridos destinados a la obra. Al mismo tiempo se reencauzó el lecho en parte. No es un trabajo que nos dé confianza", dijo Luis Juárez.

El monstruo dormido
En Acheral, el Aranilla también es como un monstruo dormido que despierta en los tiempos de lluvia. El cauce, que pasa por el extremo norte del pueblo, tuvo un desvío y amenaza a varios barrios de ese sector. Este año, la Dirección Provincial del Agua (DPA) destinó una máquina que realizó trabajos de reencauce del lecho. Los vecinos también lo consideran insuficiente y de ahí que el temor a un nuevo desborde volvió a instalarse entre ellos. (C)

Tala de bosques
En su último informe, la organización Greenpeace sostuvo que las inundaciones en Tucumán son consecuencia directa de la relación entre el cambio climático global y prácticas productivas incompatibles con el medio ambiente. También señaló como una práctica nefasta "el irracional proceso de destrucción al que se encuentran sometidos los últimos bosques nativos argentinos".