San Martín confidencial

San Martín confidencial

Sábado 21 de Noviembre de 2009 | ¿Qué relación tuvo con la masonería? ¿De dónde surge la teoría de que era un agente inglés? ¿Fue más un político que un militar? ¿Murió pobre? El destacado escritor argentino responde estas preguntas y otras más.

22 Noviembre 2009
Rodolfo Terragno es una de las personas que más conoce sobre la vida de San Martín. Ha dedicado buena parte de las últimas décadas a recorrer, con un rigor notable, la trayectoria del prócer argentino, intentando llenar las lagunas que ha dejado la historiografía. Uno de los frutos de sus investigaciones fue el libro Maitland & San Martín, en el que rastrea el plan urdido por el militar escocés Thomas Maitland, en el año 1800, que habría tomado San Martín para llevar a cabo su campaña militar en América. En 2009 publicó Diario íntimo de San Martín, que lleva vendidos más de 20.000 ejemplares, y en el que Terragno reconstruye, día por día, el año en que el prócer argentino viaja a Londres, después de su gesta americana. El martes pasado disertó en el marco del ciclo de conferencias de LA GACETA y les contó a los concurrentes los detalles de la misión secreta que San Martín encabezó en Inglaterra en 1824 y que tenía como objetivo asegurar la independencia sudamericana. En esta entrevista le pedimos al autor que llene otros huecos que todavía tiene la historia de San Martín en el imaginario de los argentinos.

¿Fue masón?

- A raíz de la reciente publicación y del éxito arrollador de El símbolo perdido, el libro del autor de El código Da Vinci, se multiplicó el interés por la masonería, por esas sociedades secretas de las que tan poco se sabe. Uno de los puntos polémicos de la vida de San Martín es el de su vinculación con la masonería. ¿En qué consistió esa vinculación?
- Creo que de la masonería se sabe mucho más de lo que supone mucha gente. Fue un movimiento histórico que tuvo mucha importancia cuando en Europa había una pugna entre quienes defendían la monarquía absoluta y los que propugnaban una monarquía constitucional. Los primeros pregonaban que  la soberanía residía en el rey y que esta provenía de Dios; los segundos sostenían que la soberanía residía en el pueblo y que el rey era el representante de la nación. Y los masones integraban este segundo grupo, en una época en que cuestionar el derecho divino de los monarcas implicaba exponerse a ser considerado un hereje. Pero la masonería no era una organización atea sino ecuménica; cualquiera podía ser masón, fuera judío, católico, presbiteriano... La masonería presuponía la existencia de Dios como supremo arquitecto del universo. En sus orígenes, la masonería era la cofradía del los constructores de catedrales y estaban ligados, por lo tanto, a la idea de Dios; pero ellos separaban las creencias religiosas de las concepciones políticas. Esa distinción desafiaba a la Inquisición y por eso tuvieron que recurrir a un sistema de organización celular y secreto. De allí surge la confusión que llevó al Vaticano a excomulgar a los masones por considerarlos enemigos de la religión.

- San Martín aparece vinculado a la logia de Cádiz en España, a la de los caballeros racionales de Londres y luego a la logia Lautaro en América.
- Pero ninguna era una logia masónica en sentido escrito; esto me lo han confirmado por escrito la Gran logia inglesa y la escocesa. Hubo un Curador de la Gran logia inglesa, Harold Lepper, que indicó que si bien no habían sido logias masónicas era indudable que habían adoptado la liturgia y ciertas características de la masonería, lo cual sugiere que algún masón inspiró esa formación, pero la logia de Cádiz, la de los caballeros racionales, la Lautaro, fueron pseudomasónicas: no formaron parte del circuito oficial de la masonería. No solo no encontré vinculaciones directas entre las organizaciones libertarias y la masonería sino que tampoco encontré una prueba de que San Martín, a título individual, hubiese ingresado a una logia masónica, como sí está probado que lo hizo Bolívar en París. Ahora bien, hay algunos indicios interesantes, que no figuran en mi último libro porque requieren mayor investigación, sobre la actuación de San Martín en Bélgica, adonde está en 1830, en el momento en que los belgas quieren lograr su independencia. Allí le ofrecen a San Martín ser jefe del ejército independentista pero él declina el ofrecimiento y lo propone a Juan van Halen, que era un masón. Hay muchas cartas de esa época, en las que San Martín dice que por las noches va al teatro o a la escuela de matemáticas. Y todo esto parece ser un eufemismo para decir que va a la logia. En 1830, Bélgica logra su independencia y quien asume el trono es Leopoldo de Saxe-Coburg, el mismo a quien San Martín había elegido para ofrecerle la corona del Alto Perú y quien fue, además, el fundador de la francmasonería belga. Hay otro dato: la logia belga La Parfait Amitié acuña una medalla con la efigie de San Martín, lo que parece improbable en caso de que no se tratara de un miembro. Esto podría apoyar la tesis de que San Martín se inició en logias pseudomasónicas y que luego se incorporó a logias masónicas en Europa.

- ¿La logia Lautaro tomaba una apariencia masónica para cubrir su verdadero objetivo que era hacer la revolución?
- Un revolucionario corría muchos riesgos y debía protegerse. Se podría decir que actuaban como una guerrilla que pelea contra el poder establecido pero desde las entrañas del poder mismo. Y para eso necesitaban una organización celular y secreta. En una carta, Pueyrredón le pide a San Martín que deje de firmar con los tres puntos en forma de triángulo, propios de las firmas de los masones. Y esto también podría constituir un elemento más para cubrir sus propósitos revolucionarios con las liturgias masónicas.

La conexión inglesa

- En su anterior libro sobre San Martín, usted reveló los detalles del plan Maitland, en el que se apoyó la gesta sanmartiniana. Algunos sostuvieron que San Martín era un agente inglés a partir de esa conexión. ¿De dónde surge la relación de San Martín con Maitland?
- La hipótesis del "agente inglés" la sostienen, a mi juicio, aquellos que analizan superficialmente la historia. San Martín tuvo siempre una posición muy clara: él quería la asociación y no la subordinación. Eso surge, por ejemplo, de las cartas del comodoro William Bowles, comandante de la estación sudamericana de la Armada inglesa, en que consigna con asombro que San Martín no pide ninguna ayuda. Luego tenemos su gran enojo con Alvear, quien pedía que se aceptara a las Provincias Unidas como un protectorado de Gran Bretaña, y eso lo indigna a San Martín. Después tenemos su actitud ante el bloqueo del Río de la Plata por parte de los ingleses y los franceses. Y legará su sable a Rosas por haber enfrentado a los ingleses. Ahora bien, San Martín era un estratega que conocía  la relevancia de estudiar los antecedentes y la importancia que tenían las alianzas estratégicas o tácticas.
Tengamos en cuenta que él era un español nacido en América, que peleó bajo las órdenes de los británicos porque estaban aliados con España en contra de Napoleón. Peleó bajo las órdenes de Beresford, que había invadido Buenos Aires. Antes de venir a nuestro país, pasa cuatro meses en Londres, donde tuvo la oportunidad de analizar cartografías, planos militares, historias y antecedentes. Y esa preparación engrandece su figura; lo contrario, la idea del militar "iluminado", lo convertiría en un irresponsable.  Si había un plan y él lo toma, lo hace más respetable. Por otro lado, hay que tener en cuenta que una cosa es dibujar un plan en un papelito y otra cosa es llevarlo a cabo, sobre todo cuando llevarlo a cabo implicaba formar un ejercito que cruce la cordillera de los Andes y después una expedición naval sin los recursos con los que podía contar Maitland.

El héroe y el mito

- Sumergirse en la vida privada de San Martín, como usted lo hace en sus libros, implica detectar algunos elementos artificiales que se usaron en la construcción del mito de San Martín  ¿Usted cree que es importante desmitificarlo?
- Lo que me parece relevante es entenderlo y advertir que fue más un político que un militar. Puede decirse que eso destruye un mito y esa no es mi intención: yo sólo trato de buscar la verdad. Yo analizo al San Martín que viene al Río de la Plata, el que en la actual Argentina no libra una sola batalla sino un pequeño combate, que es el de San Lorenzo (las dos grandes batallas de nuestro territorio fueron libradas por un abogado, Manuel Belgrano, en Salta y en Tucumán). San Martín se ocupa de desplazar al primer Triunvirato porque se oponía a la declaración de la independencia; de impulsar la Asamblea del año 13; de pelear hasta el límite para que se declare la independencia. Después libra tres batallas en Chile (Chacabuco, Cancha Rayada y Maipú). Maipú afianza la independencia chilena, le ofrecen ser director supremo y él declina el ofrecimiento para irse a Perú porque allí está el corazón del imperio español y, mientras éste no caiga, corren peligro todas las nuevas naciones sudamericanas. Por eso desembarca en Paracas, estimula el fervor revolucionario y se convierte en el primer gobernante del Perú independiente, sin haber disparado un solo tiro. Finalmente, en 1824, como creo que demuestra mi último libro, va a cumplir una misión política y diplomática en Inglaterra. Creo que es importante advertir que San Martín tenía metas ambiciosas, que tenia estrategias para alcanzarlas y que poseía una gran perseverancia, así como el desprendimiento necesario para anteponer el resultado de su lucha a su propia conveniencia personal. Y pienso que es eso, justamente, lo que define a un estadista y que es algo que a menudo no se tiene en cuenta. Por eso suele presentárselo, para decirlo en sus propias palabras, como un "militar afortunado"; y él no fue eso: fue alguien  que planeó y ejecutó.

- Uno de los elementos que componen la imagen mítica de San Martín surge de su relación con el dinero. ¿Era un hombre rico?
- Sí, llegó a serlo. Nunca fue un hombre pobre. El se ocupo de armar su propio capital, consiguió que el gobierno le donara una casa frente a la actual Plaza de Mayo, consiguió que su compadre y gobernador de Cuyo le adjudicara una estancia, en Chile también le donaron una chacra, tuvo una casa en Lima, se retiró en Perú en 1822 con el título de Generalísimo y siguió percibiendo sus haberes en Europa. En 1824 tuvo un anticipo de 15.000 pesos que había solicitado más un ahorro de 9.000, recibió bienes de la sucesión de su mujer (los Escalada componían una familia acomodada). Tal vez el período más difícil lo pasó en Bélgica, fue un momento de cierta austeridad. En Francia se reencontró con Aguado, el marqués de las Marinas de Guadalquivir, a quien había conocido en España y que era, según Balzac, "el hombre más rico del mundo". Aunque era una exageración de Balzac, lo cierto es que era muy rico y lo nombró a San Martín albacea y protector de sus hijos. Por eso decir que San Martín murió en la pobreza es totalmente inexacto, forma parte del mito. Y no tendría por qué ser de otra manera; es absurda la idea que asocia inexorablemente los méritos a la pobreza.
© LA GACETA


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