“Los tres poderes gozan ahora de mayor independencia”

“Los tres poderes gozan ahora de mayor independencia”

El pensador expuso en Madrid sobre "Hegemonía y populismo", y defendió a los Kirchner. El historiador sostuvo que el Congreso tiene un papel más autónomo y que el Poder Judicial dejó de ser un apéndice del Ejecutivo. Mal momento de la oposición.

REFLEXION. Laclau, a la derecha, acompañado por el embajador Bettini, dijo que la hegemonía política y la independencia judicial no son incompatibles. LA GACETA / IRENE BENITO REFLEXION. Laclau, a la derecha, acompañado por el embajador Bettini, dijo que la hegemonía política y la independencia judicial no son incompatibles. LA GACETA / IRENE BENITO
05 Enero 2009

MADRID (Especial para LA GACETA, por Irene Benito).- La amenaza para las democracias latinoamericanas actualmente proviene del neoliberalismo y no de los populismos del boliviano Evo Morales, del ecuatoriano Rafael Correa, del venezolano Hugo Chávez o de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. El corolario es una enunciación del pensador Ernesto Laclau (Buenos Aires, 1935), que expuso en Madrid sobre “Hegemonía y populismo” -dos temas que le apasionan- invitado por la Embajada de Argentina en España. Escoltado por el embajador, Carlos Bettini -funcionario vinculado al círculo íntimo del matrimonio Kirchner-, Laclau insistió en desnudar ambos conceptos de la perspectiva negativa que comúnmente se les atribuye.
A título de ejemplo, manifestó a LA GACETA que un proyecto político hegemónico no puede cuestionar la independencia de la Justicia.
“La hegemonía política y la independencia de la Justicia son compatibles. De hecho, yo soy partidario de la independencia de los tres poderes”, definió el historiador, que goza de prestigio y proyección internacional gracias a su labor científica y docente en la Universidad de Essex (Reino Unido).
Laclau enseña que la hegemonía está asociada a un sector que, en un momento histórico determinado, asume la representación de una configuración social más amplia, a la que intenta integrar en el espacio público. “Sin hegemonía no hay sistema democrático, porque cada categoría de la sociedad queda reducida a sus intereses particulares y específicos”, explicó.

-Argentina tiene tradición de Poder Ejecutivo (PE) fuerte y a menudo parece que esa fortaleza se mide en función de cuánto se avance sobre los otros dos poderes...
-No creo que asistamos a un fenómeno de ese tipo. Por el contrario, el Congreso tiene hoy un papel mucho más autónomo y fuerte que antes. Y el Poder Judicial ha dejado de ser el apéndice del PE que fue durante la década menemista gracias a la última reestructuración ocurrida al comienzo del gobierno de Néstor Kirchner. Ya no hay mayoría automática. Los tres poderes gozan, en el presente, de una mayor independencia que la que tenían en el pasado y eso es positivo para el carácter democrático de la sociedad argentina.

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-¿Puede haber salud democrática con una oposición débil?
-La oposición está en un mal momento porque, entre otras cosas, los políticos que se oponen al oficialismo no pueden ponerse de acuerdo entre sí. La oposición no ha sido efectiva, pero esto, desde luego, no es culpa del gobierno, cuya función no es dar coherencia ni organizar la oposición.

Atracción mutua
Laclau, admirador del teórico marxista italiano Antonio Gramsci, afirma que donde hay populismo es probable que haya hegemonía, y viceversa. Porque ambos conceptos se atraen mutuamente. Lejos de los que relacionan críticamente al populismo con la demagogia, Laclau postula que este término supone una forma de construir el espacio político, a partir de una división de la sociedad en dos campos y de la convocatoria a los “de abajo” a luchar contra el sistema dominante. “Evidentemente hay rasgos populistas en el Gobierno argentino, pero -insiste el profesor- no son negativos”.

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-¿Por qué?
-Porque estoy de acuerdo en hacer del pueblo un agente político.

-El mes pasado, y también en Madrid, el escritor Juan José Sebreli criticó al matrimonio Kirchner por entronizar a íconos como Maradona, Evita, el Che y Gardel en virtud de un afán populista...
-No tomo en serio nada de lo que dice el señor Sebreli, que es un escritorzuelo de quinta categoría. El se ha lanzado a convertirse en ídolo del liberalismo oligárquico argentino y, naturalmente, tiene un desprecio por todo lo que sea popular.

-¿El conflicto entre el Gobierno y el campo es un choque de populismos?
-Es posible que exista un contrapopulismo que intente crear actores colectivos en una dirección ideológica que yo no apoyo.

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