“Los perros siempre están en el fondo”, afirmó el propietario

“No es la primera vez que pasa esto. Ya el año pasado, mi nieta fue mordida en la pierna y le tuvieron que hacer un injerto”, dijo la abuela de Constanza, Rita Cruz. La nena atacada y su madre, Marcela, viven en La Madrid al 100, de Villa del Carmen, una vecindad del suroeste de Lules.
El padre de la niña, Luis Rodríguez, que según vecinos está separado de su esposa, estaba desconsolado y no paraba de llorar. “El estaba trabajando cuando se produjo el ataque. Le fueron avisar lo que había pasado y se vino corriendo al hospital del Niños donde está su hija”, dijo Diego, un familiar cercano.
“Yo estaba trabajando en la carnicería cuando ocurrió el ataque. Vine urgente cuando me enteré. Los perros no salen del fondo de casa e incluso colocamos tapia premoldeada alrededor para evitar problemas. Los animales son bien alimentados, están vacunados y nunca atacaron a otras personas”, dijo a LA GACETA José Olea, esposo de Ester Vergara (dueños de los perros) en su domicilio de Avellaneda al 200, ubicado a dos cuadras de la casa de la niña.
“Acá en el barrio abundan los perros y en especial los pitbull. Aunque no se debe tener el perro que se quiere sino el que se puede, los animales son necesarios para nuestra seguridad”, dijo el vecino Chichí Ledesma.