Andrés Nicolini - Arquitecto e integrante de la Comisión Ejecutiva a cargo de la Recuperación de San Francisco

En 2021 se elaboró el proyecto de conservación y restauración de la fachada de San Francisco, gestionado por la Comisión de Puesta en Valor del Patrimonio Cultural de Tucumán. El trabajo se hizo con donaciones de la comunidad y de la Orden de Frailes Menores Franciscana. Actualmente se está desarrollando con recursos de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán la primera etapa de la obra, ya próxima a terminarse. Se trata del sector superior, correspondiente al nivel del campanario, por encima de los 16 metros de altura.

Las denominaciones ornamento, ornamental, ornamentación -entre otras- como bien menciona el “Manual de Ornamentación” de Franz Meyer (Editorial Gustavo Gili, 1982), derivan del verbo latino ornare que significa adornar. El ornamento es el adorno artístico; la ornamentación, el empleo del mismo; el ornamentista, el artista que adorna. El tema de hoy está referido a las cornisas, las molduras y los balaústres que ornamentan la fachada del templo.

- ¿Qué son las cornisas? Refieren a una saliente o voladizo, generalmente ornamentados con molduras, que rematan el borde superior de los muros de un edificio.

- ¿Y las molduras? Son elementos decorativos en relieve que mantienen un perfil similar en todo su trazado.

¿Cómo utilizó el Padre franciscano Luis Giorgi estos elementos al diseñar la fachada del templo? En el artículo publicado el pasado fin de semana en LA GACETA, referido a los pináculos, se mencionaba que el sistema organizativo de la ornamentación de la fachada se basó en el uso de un lenguaje vinculado al orden clásico en sus diferentes variantes... La línea, materializada con cornisas y molduras, fue un elemento clave en la ornamentación, pues ordenó la fachada y permitió independizar sectores, destacar las aberturas y ornamentar el parapeto que se acentuó con una baranda de balaústres.

La descripción

Mediante el uso de cornisas y molduras, Giorgi organizó tres niveles: superior, medio e inferior. Cada una de las cornisas, que se observan como bandas horizontales, vuelan al vacío unos 50 o 60 cm, según el caso. No se trata de un elemento simple o sencillo que recorre los 22 metros del ancho de la fachada, sino que, en su plano inferior, están prolijamente ornamentados mediante un sistema de molduras a las que técnicamente se reconoce como “modillones”.

El sistema se compone de dos conjuntos de ornamentos; entre ellos se incorpora un “friso” o banda de elementos geométricos que permite independizar cada uno. En el caso de las cornisas de la planta baja, se agregan además los denominados “dentículos”. Son bloques cúbicos que se disponen en fila complementando la ornamentación.

Las cornisas, además de su cualidad de elemento ornamental, cumplen una importante función utilitaria: por medio del voladizo de casi 60 cm respecto del plano del muro y con el diseño específico de “un goterón”, impiden que el agua de lluvia se deslice por la superficie de la fachada, estropeando la envolvente.

En acción

Las cornisas están construidas por piezas cerámicas (ladrillones y tejuelas) con refuerzos de planchuelas metálicas. Su plano superior se encontraba deteriorado casi completamente, con los revoques carcomidos y en muchos casos desprendida la tejuela. En numerosos sectores habían crecido plantas parásitas de tamaño importante, las que, con sus raíces, habían acentuado los problemas: ingreso de agua de lluvia, deterioro del revoque de las caras inferiores y oxidación de refuerzos metálicos, entre otros deterioros.

El trabajo de restauración de cornisas y molduras se inició con la reconstrucción de la capa superior de las cornisas, lo que permitió consolidar las superficies y las pendientes de desagote, mediante el uso de morteros hidrófugos.

El escultor Jaime Pereyra fabricó moldes “ad hoc” de acrílico, superando con ello la tradicional manera de realizarlos en madera y chapa; así fue reproduciendo el perfil de las molduras existentes. Una vez que se cuenta con el molde, estos se desplazan sobre guías o reglas, reproduciendo a lo largo del frente las formas originales de las cornisas.

Para asegurar la estabilidad de todo el cornisamento, las piezas metálicas que se encuentran colocadas como refuerzos bajo la mampostería se limpiaron de manera profunda y fueron tratadas con los mismos productos antióxido utilizados en los pináculos: desoxidantes y pinturas protectoras.

Balaústres/balaustradas

Los balaústres son pequeñas columnas de base circular o cuadrada, como en el caso del templo franciscano. Cuando se ubican enfilados generan un cerramiento de poca altura, como una baranda o parapeto, en el que soportan un elemento horizontal continuo.

En el caso del frente de San Francisco se encuentran balaustradas en dos niveles: a la altura del campanario y en el nivel intermedio, flanqueando la figura de la Virgen; las de arriba miden casi 80 cm y las inferiores alrededor de un metro de altura.

Actualmente se está trabajando en las balaustradas superiores, en los laterales norte y sur del campanario; allí aún se encuentran algunas piezas originales de cerámica, y también algunas de cemento colocadas a fines del siglo pasado. En las más antiguas se pudieron observar una “costura” vertical y otra horizontal, indicando el uso de cuatro moldes para su ejecución.

Las balaustradas del nivel inferior, en cambio, están conformadas por un único modelo de balaustre, diferente a los de arriba y ejecutadas con cemento y, en general, la mayoría de las piezas se encuentra en mejor estado de conservación.

Las piezas muy deterioradas (30%) están siendo reemplazadas por nuevas. Los balaústres de reposición fueron realizados tomando como modelo una de las originales de cerámica, la cual se restauró para elaborar los moldes de siliconas, tarea que ha sido responsabilidad del escultor Pereyra y de su equipo.

A partir de los moldes se ejecutaron las réplicas que, si el clima lo permite, será colocadas esta semana, dando con ello, un paso más en el proceso de restauración. Cada elemento nuevo lleva la inscripción “R.2023” para que se reconozca el momento en que se produjo el reemplazo de la pieza original.