Luego de las audiencias donde cada parte hizo la presentación de pruebas y testigos en el juicio por el asesinato de Fernando Báez Sosa, comienza la etapa decisiva. Durante el miércoles 25 y el jueves 26 tendrán lugar los alegatos: la fiscalía, el particular damnificado y la defensa exponen sus fundamentos con relación a las condenas y penas que solicitarán para los ocho rugbiers acusados del crimen.

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Es en este contexto que Barby Franco, la pareja de Fernando Burlando- representante de la familia de Fernando Báez Sosa-, le dedicó un emotivo mensaje de apoyo en el que también incluyó a su beba recién nacida, Sarah.

A través de sus historias de Instagram, la modelo mostró un chat privado en el que mostró la conversación que había tenido con el letrado en la previa del alegato: Mucha muerda (sic) mañana”, se lee en la conversación de WhatsApp en el que destaca que hay “todo un país acompañándote, y nosotras también”, en referencia a su familia.

Y agregó: “Sos el mejor abogado de la Argentina, te amamos papito”, cerró Barby. Además,  durante la jornada del miércoles se mostró con la beba dormida mirando la transmisión en directo desde Dolores en la que el abogado dialogaba con la prensa.

Como prueba de su apoyo y compromiso con la causa, la también conductora posteó una foto de su beba con usando un pin en la ropa que decía: “Justicia por Fernando, asesinado en Gesell el 18/01/2020” y la foto de Fernando. De inmediato la publicación se llenó de reacciones positivas y mensajes de apoyo, sumando casi cien mil “me gusta”.

La primera jornada de alegatos

Esta tarde en Dolores, Burlando comenzó su alegato afirmando que “todos asesinaron a Fernando Báez Sosa”. Y habló del “suplicio” de la víctima y del horror: “(Fernando) Pidió clemencia y la respuesta fue una patada en la cabeza, una más y otra más. Era una bolsa de papas y continuaron pegándole”.

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Más adelante, dijo que de parte de los rugbiers “hubo voluntad de matar y por eso mataron”. Y siguió: “Tendieron un verdadero cerco humano para actuar sobre seguro y tener la certeza de que su víctima no iba a poder contar con la ayuda que sus amigos quisieron ofrecerle, pero nadie pudo sortear ese cerco”.