Brasil transita días intensos. Mientras Luiz Inácio "Lula" Da Silva inicia su tercer mandato como presidente, poniendo fin al gobierno de Jair Bolsonaro, la nación sigue de duelo por la partida de Pelé, la estrella de mayor brillo en su enorme constelación de talentos futbolísticos y acaso la figura más representativa del país a los ojos del mundo. Edson Arantes do Nascimento, fallecido el jueves pasado a los 82 años a causa de un cáncer de colon, fue sepultado hoy en un memorial del noveno piso de un cementerio vertical mirando hacia la cancha del club Santos, donde sus restos fueron velados durante 24 horas. Más de 200.000 personas acudieron al estadio a despedir a "O Rei", y otras miles salieron a las calles de la ciudad para acompañar el paso del camión de bomberos que trasladó el féretro (envuelto en banderas de Brasil y de Santos) hacia el estadio. Durante la madrugada, ya había una extensa fila de dos kilómetros con gente que esperaba para despedir al ídolo.

El cortejo frenó en la puerta de la casa de Celeste Arantes, la madre de Pelé, cuyo estado de salud a los 100 años de edad no le permite entender del todo la situación, según aseguraron sus familiares.

Entre las personalidades que asistieron al velatorio -transmitido por todas las cadenas de televisión locales- estuvo el propio "Lula", quien aseguró que Pelé no puede ser comparado a ningún otro futbolista de la historia. "Es una figura muy especial. No podemos seguir comparándolo con nadie, porque no hay que se le compare como jugador de fútbol, como ser humano. El mundo le debe mucho a Pelé, sobre todo por la dignidad de un hombre que nació pobre, negro, en un país donde los prejuicios están muy vivos, y eso a Pelé nunca le importó, siempre supo ser el mejor sin perder la humildad", destacó el presidente de Brasil.

También estuvo presente Gianni Infantino, presidente de la FIFA, y Alejandro Domínguez, titular de la Conmebol. Infantino reveló su intención de pedir a todas las federaciones nacionales bautizar con el nombre de Pelé a por lo menos un estadio de cada país para defender "el legado" de O Rei.

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Lo más llamativo fueron algunas ausencias notables, como Neymar, Tité (entrenador del seleccionado hasta el Mundial de Qatar) y jugadores de los planteles campeones mundiales de 1994 y de 2002. "Como mínimo, es una falta de respeto", reclamó José Ferreira Neto, ex jugador de la verdeamarelha y actual comentarista de fútbol, quien señaló específicamente a "Ney", Kaká y Ronaldinho por su ausencia. La ausencia de las figuras desencadenó una ola de críticas en las redes sociales.

Neymar, en plena competencia con Paris Saint Germain, avisó que no iba a asistir y envió a su padre en representación. Por su parte, Cafú (capitán del Brasil pentacampeón de 2002) argumentó que se hallaba fuera del país imposibilitado de regresar, y que esperaba participar de la misa del séptimo día.