Donan su tiempo sin esperar nada a cambio. Los mueve el servicio y lo único que quieren es transformar realidades. Trabajan en barrios, salen a las calles y le ponen el cuerpo a un sinnúmero de actividades por y para el prójimo. Hoy se festeja en el mundo el Día Internacional de los Voluntarios, una oportunidad para celebrar, para destacar y para promover la solidaridad como instrumento de cambio. Y en Tucumán, sin duda, hay voluntad de sobra.

Es una realidad. En nuestra provincia hay tantos voluntariados como necesidades: hay de comunidades, de cooperación, de discapacidad, de medio ambiente, de ayuda sanitaria, de adicciones... La lista es larga; y las opciones aumentan día a día, como también aumentan las personas interesadas en ayudar. Según un estudio de opinión pública realizado por la consultora Voices, cuatro de cada 10 argentinos formaron parte de algún voluntariado en los últimos 12 meses. Y eso no es lo mejor: el número crece sostenidamente desde 1997. Este es el año que más se han registrado.

En su mayoría (54 %) son jóvenes y todo lo que encuentran en sus grupos es positivo: cerca del 67 % de los que realizaron voluntariado señalaron tener un mejor estado de ánimo, aseguraron ser más felices y dijeron que su confianza interpersonal ha crecido. Además, creen que esa meta de “cambiar el mundo” es realmente algo posible de lograr.

Emociones

“Extender una mano amiga no tiene precio; recibimos más de lo que damos”, resume a LA GACETA David Tula, voluntario de Lazos Solidarios (@lazossolidariostucuman). Todos los martes el grupo prepara y reparte comida para personas en situación de calle. “Me cambió la vida; es una experiencia muy buena. Cuando uno participa en un voluntariado, y decide entregar su tiempo, realmente da mucho más”, indica.

Es un antes y un después en tu vida, destaca Camila Sotar, de Techo (@comunidadtecho_tucumán). “No soy la misma que la que empezó en el grupo. Te abre un montón la cabeza y te hace darte cuenta y dimensionar las cosas que tenés -resalta-; y cuando volvés del barrio, de hacer alguna actividad, volvés con una energía completamente distinta. Sentís la calidez y el amor con que te reciben los vecinos”.

Esa es una de las razones por las que -según la encuesta- crece el interés por el voluntariado. El 67 % de los que realizaron tareas de este tipo señalan tener un mejor estado de ánimo. Y es así, confirman los voluntarios a LA GACETA. “Los voluntariados te cambian el estado de ánimo; te hacen ser más feliz”, asegura Exequiel Medina, a cargo de Un Plato Caliente (con el mismo nombre en Facebook). “Uno da lo que tiene en el corazón; y somos muy creyentes de que lo que uno brinda, vuelve. Si uno da su tiempo, la vida es muy generosa”, reflexiona.

“Mejora tu estado emocional a un 1000 %. Es algo que siempre se habla con los otros voluntarios cuando terminamos proyectos de servicio a la comunidad. Se tiene una sensación de satisfacción, de euforia, de alegría, de adrenalina... no sé como describirlo. Es realmente muy lindo -resalta Carla Carmena, de Rotaract Tucumán (@rotaract.tucuman)-; es un sentimiento que no se compara con nada. Una vez que lo experimentás y que sabés que uno tiene el poder de cambiar las cosas, es como que te impulsa a seguir”.

“Lo que me impulsa a seguir a mi, sin lugar a dudas, es ver que los índices de pobreza avanzan en la provincia de manera desmedida e incalculable -reflexiona Candelaria Drubá, responsable de @sumar_se-; y también lo mucho que aprendo, que me enriquezco, las personas que conozco y lo que me transforma a mi, como persona. Todo eso es un gran motor para seguir haciendo voluntariado”

Cambiar nuestro mundo

El estudio de Voices también muestra que aquellos que realizan actividades de ayuda social se sienten más conectados con el país y disfrutan de vivir aquí. “Yo siento que puedo apoyar mucho más acá que en otro lado. Y siento que si todo el mundo decide irse, nadie termina haciendo nada para le país -reflexiona Noelia Mayer, voluntaria de Techo-; acá hay un montón de organizaciones y de propuestas”.

Hay muchas opciones, es cierto. Eso también lo confirma Candelaria, que en su cuenta de Instagram se dedica a difundir todos los voluntariados y las acciones solidarias que suceden en Tucumán. “Lo bueno de los voluntariados es que podés involucrarte de manera libre; no estás obligado a dar nada. Uno puede hacer lo que le nazca en del corazón, siempre y cuando sea en beneficio de la sociedad. En Tucumán hay muchísimos voluntariados, entonces las personas pueden encontrar la manera de sumarse y de aportar su granito de arena para cambiar la realidad de distintas índoles y de diferentes lugares”, destaca. “Y una cosa más hay voluntariados de todo tipo, y cada persona puede elegir si comprometerse con uno o sumarse a acciones puntuales”, finaliza.

Con la acción que sea, se nota que el amor por el lugar de residencia también crece. “Ayudar a personas en situación de calle tiene que ver con un sentido de pertenencia muy grande, simplemente porque uno quiere lo mejor para su ciudad, para su provincia, e intenta aportar su granito de arena para cambiar el contexto de en el que como sociedad nos encontramos”, considera Exequiel.

“En mi caso, Rotaract me ayudó un montón a conocer más la realidad de mi provincia y de mi ciudad; a conocer problemática que por ahí uno no se imagina que existen a 10 cuadras de dónde uno está viviendo -dice Carla-; haciendo voluntariado te das cuenta que no necesitás irte al otro lado del mundo para hacer una buena acción, sino que hay mucha gente en la provincia y en el país que necesita ayuda. Me hace más consciente de mi propia comunidad, de mi lugar de residencia; y pienso que el grupo me recordó y me inspiró a querer ser parte de una generación que pueda cambiar Tucumán... creo que esa es la esperanza de todos y es por lo que muchos elegimos ser voluntarios en distintas causas”.