¿Cómo fue que surgió esta sensación de cansancio? El temor por el paso de los años o lo perdido, la ansiedad de tener una vida que no disfrutamos... Hagamos lo que hagamos nunca resulta suficiente y el sabor amargo en la boca perdura. ¿Podemos romper el ciclo?

La bioexistencia consciente y el trabajo de la red Humano Puente (www.humanopuente.com.ar) corroboran que sí. Dicha alternativa aborda conflictos similares desde una perspectiva única.

Acorde a sus seguidores, existe una fuerte relación entre lo que el cuerpo manifiesta y nuestra historia personal, familiar y colectiva. Por esa razón, cuando logramos escarbar detrás del malestar, una puerta de oportunidades se abre frente a nuestros ojos.

El mes pasado, su creador -Pablo Almazán- visitó Tucumán para ofrecer una charla abierta sobre el tema; a beneficio de la Fundación de Ayuda al Niño Necesitado (FANN).

Antes de despedirse de la provincia, el chamán bioexistente conversó con LA GACETA sobre sus creencias y el vínculo entre la conciencia y el bienestar integral.

- Según tu mirada, los pesares físicos (dolor de huesos, articulaciones, cabeza, entre otros) existen por una razón que excede la mera enfermedad. ¿A qué alude el término bioexistencia consciente y cómo deberíamos entender tal cuestión?

- La bioexistencia consciente alude -puesto en palabras occidentales- a una disciplina. Es un paquete de datos que le permite a la gente, a través de sus dolencias, transitar un camino de descubrimiento personal. Nosotros consideramos que esa molestia (a la cual llamamos síntoma) existe para despertarnos y darnos cuenta de nuestro rol en la Tierra. Los síntomas (sean una molestía, dolor preciso, emoción negativa) vienen del inconsciente y portan mensajes ancestrales. Ellos nos permiten trascender historias muy viejas, distorsiones que quedaron escalones arriba en nuestro clan y hoy generan situaciones difíciles.

- Al respecto, desde la red de Humano Puente ustedes suelen referirse a la enfermedad como informedad, ¿a qué apunta la diferencia?

- Cuando una persona en determinado momento de su vida o desde que nació posee alguna diferencia u anomalía la pregunta que debemos hacernos es ¿por qué ese conjunto de células se acomodaron diferente? Dado que cada parte del cuerpo tiene una función biológica y un significado arquetípico, lo que proponemos es prestar atención a ese dolor o falla para llegar a entender y a encontrar la historia que hay detrás. En el momento en que trabajás con esa premisa, te das cuenta que ese malestar era una especie de tesoro personal encriptado y al descifrarlo tus relaciones, la sociedad y perspectiva cambian.

- En busca de soluciones efectivas muchos deciden incursionar en la meditación, limpias energéticas, yoga, mindfulness, etcétera. ¿Estos intentos de conectar con nuestra espiritualidad pueden actuar como “placebos”?

- Cualquier herramienta que invite a mirar hacia adentro resulta válida y poderosa. El conflicto surge cuando empiezo a creer que si prendo una vela o ato una ramita en determinado lado algo va a ser efectivo; nosotros solemos decir que incluso se corre el riesgo de que en verdad funcione. Si un día hiciste un ritual así y –por ejemplo- te llamó tu jefe para darte un aumento automáticamente tu inconsciente asociará ambas cosas. Aunque le otorgaste cierto poder a ese objeto, igual seguís dormido y no lograste descubrir quien sos o qué haces en la Tierra. La bioexistencia consciente propone otro camino en el que obtenés un premio muy superlativo con respecto a lo que hoy la realidad y la sociedad consideran un beneficio. Hay hechos que parecen beneficiosos y, sin embargo, nos impiden darnos cuenta de la inmensidad que perdemos al renunciar a ese viaje interno.

- Durante la primera etapa de la pandemia hubo quienes afirmaron que el mundo se hermanaría y nos volveríamos mejores. Luego, nada de eso ocurrió. Ahora hay guerras, el doble de hambre, un odio extremo… ¿Cuál es tu percepción del asunto? ¿existe escapatoria?

- No hay escapatoria porque lo que debemos hacer es evitar escaparnos. Los chinos suelen decir “no importa cuánto corras, jamás podrás dejar atrás tus pies”. Nosotros cargamos dentro el problema y la solución. Lo que ocurrió con la pandemia fue que simplemente multiplicamos aquello que somos. Quien era agresivo se volvió más agresivo, los hombres que sentían paz experimentaron el doble de ella y las personas que poseían abundancia encontraron una cantidad superior. Esto no fue “culpa” directa de la pandemia, sino que ella se convirtió en un acelerador que ayudó a darnos cuenta de lo que cada individuo es.

- En estos tiempos, ¿qué implica ser una persona sana?

- Hablamos de alguien que está en paz y comprende, a diario, que es la naturaleza. Se trata de una persona que puede hablar con una planta sin volverse loco, apreciar la salida del sol o dar las gracias porque su hijo respira y se encuentra al lado. Es sentir que todo permanece en orden. Gozar de salud implica desconectarte absolutamente de esos elementos que el resto considera imprescindible saber, pero que a la semana –sin darse cuenta- olvidaron porque existen nuevos problemas. Consiste en vincularnos con aquellas cosas que cualquiera desearía volver a tener si le dijeran que le queda apenas un mes de vida.