Los días previos a esta entrevista con LA GACETA, la escritora Claudia Piñeiro pasó su tiempo difundiendo su última novela “El tiempo de las moscas” (Sello Alfaguara, Editorial Penguin Random House) que retoma la historia del policial editado en 2005, “Tuya”. Entre la Feria del Libro de Córdoba en septiembre y la Arequipa, Perú revisó detalles de la segunda temporada de la serie “El Reino” (Netflix) que protagonizan Mercedes Morán y Diego Peretti.

A paso firme, su carrera continúa consolidándose: este año presidió el jurado del prestigioso premio Alfaguara junto a escritores, libreros, periodistas y editores y la serie “El Reino” que co- creó con Marcelo Piñeyro estuvo nominada a 14 premios Cóndor de Plata a las Series que brinda La Asociación de Cronistas Cinematográficos de Argentina.

Su carrera se visibilizó a nivel nacional e internacional con su libro “Las Viudas de los Jueves” (2005) que en 2009 se convertiría en película de la mano del director Marcelo Piñeyro con quien hoy comparte tarea diaria generando una dupla infalible. Sus primeros pasos en la escritura llegaron luego de ejercer durante diez años como contadora pública pero eso parece otra vida. Su primera novela publicada fue una juvenil, “Un ladrón entre nosotros” (2004) año en el que también estrenó su primera obra teatral, “Cuánto vale una heladera”. Pero, con “Las Viudas…” su vida cambió al alzarse con el Premio Clarín de Novela.

“Me gusta mucho hacer guiones porque te quita un poco de los ostracismo”, aseguró en diálogo con LA GACETA. “Cuando escribís una novela estás absolutamente sola por más que compartís tu trabajo con algunas personas. Con Marcelo (Piñeyro) mantuvimos un mecanismo permanente de brainstorming (tormenta de ideas). Aprendí muchísimo, la verdad”.

 - “Tuya” y “El tiempo de las moscas” narran la historia de Inés pero a su vez son historias independientes, ¿cómo lograste eso?

- Escribí esta última novela para que se entienda perfectamente sin haber leído la primera. En “Tuya” describo la primera parte de la vida de Inés y en “El tiempo…” cómo cambió su vida después de lo que sucede ahí. Una mujer que sale de la cárcel y ve un mundo completamente cambiado y tiene que adaptarse a él.

-En “El tiempo…” el feminismo está muy presente, ¿desde tu primera novela a esta, cambió tu mirada sobre tus protagonistas mujeres?

- Hay algo que atraviesa a los personajes actuales que está atravesado por el feminismo. Inés, en la primera novela, era una mujer absolutamente machista con un discurso muy “del patriarcado” por decirlo de alguna manera. Ella sentía que su rol como mujer era ese: el de una mujer “del hogar”. Ella se sentía cómoda y sentía que tenía que responder a ese rol y aparentar una familia feliz hacia afuera, aunque no la tuviera. Ahora ya patió el tablero. Ahora sí me pregunto si algunas cosas que decía Inés en “Tuya” causarán gracia o no. En aquel momento me decían los lectores que se habían reido con algunas cosas y todo eso cambió muchísimo hoy en la actualidad e Inés lo dice en “El tiempo…”: “tuve que aprender de nuevo a ser mujer”. Lo que cambió en mi posición feminista de un tiempo atrás a hoy es que sé que no estoy sola. A veces uno pensaba determinadas cosas con respecto al rol de la mujer y no quería decirlo en determinados lugares, o no estaba segura de cómo iba a ser tomado su discurso y hoy creo que nos hemos liberado de eso, de sentir que el discurso es solo de una sino que hay un montón de personas – varones y mujeres- que apoyan esta lucha por tener los mismos derechos que los varones.

-Hay una historia de amistad, de sororidad, de Thelma y Louise ahí también…

- Sí, hay como una Thelma y Louise del conurbano, yo lo siento así a pesar del final dramático de la película -que era el único final feliz posible- pero ese film no envejeció, uno la puede ver hoy ojos actuales. Inés cambia el eje de su vida en las dos novelas: de vivir para la familia pasa a vivir para ella misma. En la primera novela ella no tenía demasiadas amigas ni conversaba con nadie, todo sucedía en su cabeza, eso fue todo un tema para adaptarla al cine. Era una mujer autosuficiente que quería tapar las cosas entonces no tenía mucha relación con nadie. Al ir a la cárcel eso cambia y tiene que relacionarse por primera vez con un montón de mujeres diferentes. Todas las sentencias que había hecho con respecto a su vida, se le derrumban. Me da mucho gusto que sea una historia de amistad universal la de Inés y La Manca. Muchos varones me escriben que leyeron la novela y que les encanta por determinadas cuestiones y yo me alegro porque ¿cuánto tuvo que pasar para que los varones se apropien de una historia de amistad de dos mujeres y sentirla como universal? Nosotras pasamos mucho tiempo leyendo historia sobre varones y sintiendo que eran temas universales pero a los varones les cuesta más trabajo esto de decir que una novela con mujeres como protagonistas sea universal.

- Con el recurso del coro teatral griego traés preguntas, cuestionamientos, comentarios y críticas sobre el feminismo que refutás citando a escritoras idóneas en el tema ¿cómo desarrollaste eso?

- Necesitaba la voz de un “nosotras”, y apareció este recurso que son un grupo de personas que opina sobre lo que está pasando en el libro –el coro griego hablaba sobre lo que sucedía en escena-. Acá no sabemos bien si son mujeres, moscas o una asamblea que cuestiona todo. Me parecía interesante marcar las contradicciones que hay dentro del mismo movimiento de mujeres en donde no todas opinan igual y cuando cito a escritoras de la talla de Rita Segato o Rebecca Solnit tomo lo que dicen porque tienen mucha autoridad y seguramente van a decir algo mucho más interesante que lo que puedo decir yo. Me parecía importante que las preguntas no sean siempre hacia afuera, hacia qué hacen los hombres, sino también preguntas hacia dentro.

-¿Notaste algún cambio dentro de tus seguidores en los últimos tiempos?

-Creo que cambió mucho la cabeza de los hombres que leen. Sobre todo de las nuevas generaciones. Yo empecé a notar que a partir de la visbilización de mi militancia feminista comencé a tener más lectores entre la gente joven y los varones. Eso lo observo en las presentaciones o firmas de libro y creo que tiene que ver con que me escucharon hablar.

- Sos ya una escritora consagrada, con novelas traducidas a varias lenguas, películas basadas en tus libros, ¿cómo te ves más adelante?

- Tengo la suerte de que me lee mucha gente, me traducen a muchos idiomas, el año pasado estuve como finalista del Booker Price por mencionar uno de los premios. Creo que siempre voy a seguir escribiendo. Hay un libro de Edward Said que se llama “El estilo tardío” en donde separa a los escritores y los músicos entre los que ya llegaron determinada edad y empiezan a armar sus memorias, sus obras completas o su biografía para la posteridad; y otros que hasta el último minuto tratan de hacer algo distinto que tal vez les salga mal pero que siguen intentando innovar. Yo estoy en ese segundo grupo.

-¿Qué te moviliza a escribir?

-Lo que me mueve es el deseo en realidad, el deseo de la palabra escrita. Cuando escribo una novela tengo todo el tiempo todo dentro de mi cabeza de la página uno a la última a la número 400 y cuando termino siento alivio de haberme sacado todo eso y que esté “cerrado”. Cuando terminás un trabajo como este último, es como cuando andás en auto un largo tiempo y dejás descansar el motor. Al tiempo, aparece la posibilidad de escribir algún texto y comenzás de nuevo a jugar con las palabras y aparecen cosas. Hoy para ser escritor es necesario un poquito de talento pero no es lo más fundamental. Hace falta muchísimo trabajo porque te lleva muchísimo tiempo y paciencia escribir. Es abrir un deseo fuertísimo en donde te metés porque necesitas contar historias, crear personajes y hay un montón de cuestiones que necesitás mover y desmenuzar.

- Viajás permanentemente –especialmente a países Latinoamericanos. ¿Cómo observás el feminismo en otros lugares?

- Se ha avanzado bastante en otros países sobre todo a partir de 2018 cuando empezamos –muchas escritoras y artistas- a circular por distintas ferias con el pañuelo verde. Hoy se nos habla sobre el éxito que tuvo el movimiento feminista en Argentina con la campaña por la Interrupción Voluntaria del Embarazo y se toma como modelo lo sucedido en Argentina. El pañuelo verde tenía su versión diferente en cada país pero todos terminaron adoptando el pañuelo verde como símbolo de esta lucha. Fue una lucha que nos salió bien, con mucho esfuerzo y trabajo. Lo curioso es que no me lo preguntan de manera individual sino me interrogan de manera colectiva: “¿Cómo fue que lo lograron?

- ¿Cuáles te parecen que son las deudas del feminismo en Argentina?

- Como salió la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo para que ya nos dieron todo y que quisieran que hablemos de otra cosa pero cuando ves en televisión que una chica fue a hacer una denuncia por violencia de género a una comisaría y no se la quisieron tomar pero sí a su pareja (N de la R: el caso de Noelia Sosa en Trancas) uno no puede creer que suceda esto porque pareciera que no hemos avanzado nada. Sobre todo respecto a la violencia en donde existen índices altísimos de muerte en feminicidios, de violencia de género hay que trabajar mucho más. Las desigualdades en el campo laboral siguen existiendo especialmente con respecto a las tareas domésticas y de cuidados de la mujer.

IMAGEN DE SU ÚLTIMA NOVELA, SELLO ALFAGUARA, ED. PENGUIN RANDOM HOUSE.