La panza es la última que adelgaza cuando nos sometemos a dieta o ejercicio. Y con octubre adentro, nuestra barriga empieza a molestarnos. Corremos a anotarnos en el gimnasio para tratar de remediar lo inadecuado que hicimos durante el año. Pero con frecuencia, estas incursiones en el mundo de la actividad física, por parte de personas con vida sedentaria, acaban con dolores lumbares y de espalda, contracturas y frustración. Afortunadamente, el arte de tonificar el abdomen cuenta con varias disciplinas alternativas; entre ellas, los abdominales hipopresivos.

"Sufría mucho durante mis ciclos menstruales, debido a los espamos. Después de varios meses de clases, ya no sentí más dolor. Además, mejoré la postura y mis contracturas de espalda. Aunque lo más notable es que en dos meses reducí cinco centímetros de cintura". (Jésica Nocera)

Básicamente, se trata de una técnica respiratoria y postural basada en lo que se conoce como vacío abdominal. Para lograrlo, se succiona el abdomen hacia dentro. Pero, ¿cómo? Se vacían los pulmones, se permanece en apnea unos segundos y se abre la caja torácica. En consecuencia, se estira el diafragma, se elevan las vísceras pélvicas y se tensa el vientre. Y aunque suene complicado, en realidad no lo es (tanto). Además y a diferencia de otros ejercicios abdominales, como los tradicionales crunch, aquí no se carga tensión sobre el suelo pélvico. De hecho, el término hipopresivo se traduce como disminución de la presión, enseña Romina Salas, instructora oficial.

"La gimnasia hipopresiva proviene del yoga, ya que los yoguis practican este ejercicio para la higiene del sistema digestivo y para mover la energía. Pero lo hacen siempre en la misma postura. En cambio la gimnasia hipopresiva añade diferentes posiciones y pautas para trabajar distintas musculaturas e ir aumentando el dificultad", explica la coach. Unos 20 minutos de clases, tres veces por semana, son suficientes para observar resultados. "La primera evaluación se hace a los tres meses; pero al mes se advierte una reducción de centímetros en la cintura", expresa. Además, mejoran la respiración, la postura y flexibilidad.

- ¿Cómo funciona?

- Durante este abdominal se disminuye la presión interna, lo que provoca una activación refleja o involuntaria de la musculatura.

- ¿Para qué?

- Esa activación de los músculos abdominales aumenta el tono muscular, generando así una mayor estabilidad en la zona media y disminuyendo el perímetro de la cintura.

- ¿Están indicados para cualquier persona?

- Especialmente para quiénes padecen incontinencia, prolapsos y escoliosis. Además, son súper efectivos para quiénes tienen diástasis porque colaboran con el cierre de los músculos rectos del abdomen, los cuales en esas personas se encuentran separados.

De hecho, el transverso ejerce de faja o corset natural, envolviendo todo el perímetro abdominal. De ese modo, se estabiliza la columna, se facilita la respiración y se sostienen los órganos internos. Si está débil, el abdomen suele verse abombado. Los abdominales clásicos trabajan únicamente la musculatura superficial, pues se olvidan de la profunda (el transverso, el recto y los oblicuos). "Cuando está cadena muscular se encuentra tonificada se puede hacer otro tipo de abdominales. Pero generalmente, la gente hace lo contrario", razona.

Para terminar, Salas aclara que los hipopresivos suelen desaconsejarse para pacientes con enfermedades cardíacas, hipertensión, enfermedades inflamatorias abdominales y afecciones respiratorias.

Hipopresivos, paso a paso:

1. Concéntrate en tu respiración; infla bien el pecho, inhalando por nariz.

2. Exhala suavemente por la boca, relajando el abdomen, hasta que salga todo el aire. Al soplar, hazlo como si quisieras empeñar un vidrio.

3. Repite tres veces.

4. Haz el vaciado abdominal y mantenlo algunos segundos.