Ya dejaron de contar cuántos números de reclamo tiene cada uno. Los más “viejos” dicen que la situación ya lleva más de diez años, pero que en los últimos se ha agravado. Y un pozo en la vereda, lleno de líquidos cloacales, da cuenta de ello. “Dentro de poco va a cumplir los seis años. Quizá le hagamos una torta”, dijo entre risas una vecina de Italia al 1400. En esa cuadra los vecinos luchan día a día con un enemigo complicado: las cloacas.

Hasta hace poco rebalsaban y entraban de nuevo a las casas por las cámaras sépticas. La única alternativa que encontraron -contaron a LA GACETA- fue hacer bocas de desagüe en las veredas de sus casas. Y así lo hizo cada vecino, por su propia cuenta. “Cuando empieza a rebalsar, abrimos una tapa a rosca y se libera el líquido afuera, pero no es una solución, porque queda todo en la calle -dijo Pilar Lomas-; de noche no se puede ni respirar por el olor”.

No pueden salir a tomar mate a la vereda, ni pueden mantener las ventanas abiertas. Y aunque ahora no hay agua servida en la calle -la Sociedad Aguas de Tucumán (SAT) fue a hacer tareas el viernes- saben que no falta mucho para que vuelva a inundarse todo. “Siempre vienen, destrancan y a los dos días estamos de nuevo con el problema”, advirtió Pilar.

PREOCUPACIÓN. Los vecinos sólo quieren una solución para las cloacas.

“Al principio se inundaban las casas y pensábamos que el problema era sólo en la nuestra -relató Isabel Lomas-; pero después descubrimos que a todos nos pasaba lo mismo”.

De larga data

Según les aseguraron en la SAT, el problema sería un caño roto. Pero no hay soluciones. Hace cinco años, por ejemplo, cuando el agua de cloaca inundaba una de las casas, la empresa -comentaron los vecinos- hizo el pozo en la vereda para descomprimir el líquido. Pero nunca se arregló: hoy, el agujero tiene mas o menos un metro de profundidad. Y cada vez se hace más grande. “Ya se han caído seis personas”, alertaron los vecinos.

La semana pasada todo empeoró: en medio de los charcos de agua servida que salían por donde encontraban lugar, un gran agujero se hizo en la mitad de la calle. “Yo volvía de bajarme del colectivo y el pavimento estaba bien. A la tarde ya estaba el pozo enorme”, recordó Adriana Fortuna. El jueves, un taxi se estancó en ese agujero lleno de cloacas. En sus intentos por salir, las ruedas lanzaron liquido por todos lados. Y ese es un problema común para los vecinos. “Es una calle muy transitada -comentó Silvia Gamio-; pero los autos andan por mitad de la calle y salpican a las veredas. Y cuando venís en vehículo, no podés ni entrar a la casa; sí o sí tenés que pisar todo eso”. El pozo -que también infieren que se hizo por los problemas cloacales- ahora está tapado con escombros. “Vino una camionieta a la noche y lo llenó para que no haya más accidentes”, explicaron.

Y MÁS. Aparentemente por las cloacas, se hizo otro pozo en la calle.

Novedades

Los vecinos ya han intentado comunicarse muchas veces con la SAT, pero afirman que a pesar de los cientos de reclamos, sólo han recibido alguna solución momentánea. “Es como atacar con alambre una pared que se va a caer -definió Pilar-; la semana pasada fue imposible respirar por el olor. Vivimos como si no tuviésemos cloacas”. Ante el silencio de la empresa, los vecinos ya están planeando ir por la via judicial.

Luego de la visita de LA GACETA de ayer, en horas del mediodía se acercó personal de la SAT para corroborar el estado de la calle y de las cloacas. “La semana pasada recibimos un reclamo de esa calle, por obstrucción del servicio cloacal (ese fue el trabajo que se hizo el viernes). Y nos enteramos por casualidad, por las redes sociales, que hubo un problema allí (con el taxi estancado) al 1400. Ahora estamos haciendo un relevamiento para ver qué se trata -contó a LA GACETA Hugo Paliza, gerente de operaciones y de mantenimiento de la SAT-; está previsto intervenir mañana (hoy) con todos los equipos para ver qué es lo que está pasando y vamos a disponer los trabajos que hagan falta”.

Paliza no quiso aventurarse a dar un diagnóstico hasta que se tengan los reportes técnicos de las verificaciones realizadas, pero el personal que visitó ayer a los vecinos adelantó que todo el problema sí podría deberse, efectivamente, a un caño roto. Sobre esto, Paliza advirtió: “hay muchas cañerías que tienen su antigüedad y que ya cumplieron su vida util. Nosotros las encontramos y las vamos reemplazando -aseguró- pero hay que esperar a los técnicos para ver qué decisión tomar”.