(Por Gustavo Rodríguez) Será una imagen que quedará grabada en lo más negro de la historia del fútbol tucumano: mientras San Martín disputaba el encuentro, a menos de 150 metros, investigadores y funcionarios judiciales realizaban las pericias que ayudarán a esclarecer el crimen de Manuel “Berenjena” López.

“Es difícil trabajar así y estamos haciendo lo imposible para terminar antes de que finalice el encuentro”, explicó el fiscal Carlos Sale, que llevará adelante la investigación del caso. El investigador llegó a la escena acompañado por el fiscal regional Mariano Fernández cuando el partido ya había comenzado. “Preferimos brindarle todas las garantías necesarias para que pueda realizar su tarea”, indicó un jefe policial.

El inicio del encuentro estuvo en dudas. Después que se confirmara el crimen, el ministro de Seguridad Eugenio Agüero Gamboa, que se encontraba participando de un acto oficial en San Pedro de Colalao, ordenaba reforzar la presencia de efectivos en La Ciudadela y analizar la situación para definir si el partido se jugaría.

Según trascendió, la Policía hizo un informe sobre lo que estaba sucediendo en las inmediaciones del estadio y confirmaron además que un micro con simpatizantes de Belgrano había ingresado al estadio acompañados por referentes de la barra de San Martín, a pesar de que el encuentro sólo debía disputarse con público local.

El árbitro del encuentro Andrés Merlos mantuvo una reunión con los dirigentes “santos”. Entre ambos coincidieron en señalar que no había motivos para suspender el encuentro, ya que el homicidio se había registrado fuera del anillo de seguridad y que no se había tratado de un enfrentamiento entre diferentes facciones.

“La verdad, siento vergüenza. El cuerpo estaba tirado en el piso y la gente se desesperaba por entrar a la cancha. Y después, cuando salió el equipo, tiraron fuegos artificiales. Estamos enfermos como sociedad. Esto es naturalizar la muerte”, se quejó amargamente Lucas Herrera que prefirió volverse a su casa después de enterarse del crimen.