Un grupo de científicas lleva adelante un estudio pionero en el país para detectar mutaciones en un gen encargado de regular la ingesta de alimentos. La alteración en este gen representa una de las causas más frecuentes de obesidad monogénica. Según las expertas, la población infantil afectada por esta patología está subdiagnosticada, los tratamientos convencionales suelen fracasar y, entre otras cosas, buscan conocer la prevalencia de la enfermedad para la posible generación de nuevos fármacos.

Liderado por la investigadora Florencia Di Rocco, un grupo de científicas del Instituto Multidisciplinario de Biología Celular (Imbice) impulsó en 2018 un estudio precursor en el país que se enfocó en la obesidad monogénica, específicamente sobre la mutación del gen MC4R. Hasta el momento, en el mundo se han reportado alrededor de 300 mutaciones de este gen; en Argentina este equipo de científicas halló tres tipos de mutaciones en un estudio realizado sobre 78 pacientes del Hospital de Niños de La Plata.

Ahora, con financiamiento de la Comisión de Investigaciones Científicas (CIC) de la provincia de Buenos Aires, las expertas ampliarán el estudio a otros 120 pacientes en busca de otras posibles mutaciones y una mejor estimación de la prevalencia de la enfermedad.

Obesidad monogénica

“En la obesidad común, denominada poligénica, hay un componente genético, pero está principalmente determinada por factores ambientales, sedentarismo, ingesta de comida chatarra con poco valor nutricional y altas calorías: come más y gana peso. En cambio, lo que nosotros investigamos es una forma de obesidad que no es común. Esta forma se denomina obesidad monogénica; en ella no incide el ambiente y el componente genético es altísimo”, explicó Di Rocco.

La forma de detectar este tipo de obesidad es mediante un test genético por lo que, en general, no hay un diagnóstico sobre la población que padece esta patología. Esto lleva a que los tratamientos convencionales como dietas y ejercicios físicos fracasen, cuando en algunos países ya se está trabajando en fármacos para un tratamiento efectivo.

La mutación en el gen MC4R es una de las causas más frecuentes de obesidad monogénica. El Receptor 4 de Melanocortina (MC4R) es un receptor acoplado a proteína G que se expresa en el cerebro y regula la ingesta de alimentos. “Lo que hace es regular la sensación de saciedad”, aseguró la experta.

“En el caso de los chicos que desarrollan esta obesidad lo hacen desde muy temprana edad: desde los primeros meses hasta los primeros años de vida y se manifiesta mediante una hiperfagia: un hambre voraz”, agregó.

“Es necesario identificar esos casos para que puedan ser tratados independientemente del resto que responden a la dieta, ejercicios y a los tratamientos convencionales”, subrayó.

El estudio

El estudio comenzó en 2018 sobre 78 pacientes y ahora se tomarán nuevas muestras en 120 pacientes de dos a 14 años. “Esto permitirá tener una mejor estimación de cuál sería la prevalencia de la enfermedad, porque eso nos ayuda a decidir cómo debería hacerse el testeo”, dice Di Rocco.

“Cuando terminemos el estudio, conozcamos bien qué mutaciones están presentes en nuestra población y hayamos comprobado su efecto sobre el funcionamiento del MC4R veremos de qué forma podemos trabajar para empezar a ofrecer un test”, aclaró Di Rocco.

Añadió que se busca interaccionar con el sistema de salud, para transferir el conocimiento generado en el laboratorio a los profesionales de la salud.

“La importancia de nuestro estudio reside en que se están desarrollando drogas para tratar este tipo de obesidad; y aunque esto es muy nuevo -aclaró la experta- hay algunas alternativas farmacológicas que en otros países ya han sido aprobadas”.