“Como pueden ver, este ojo no está parpadeando. No puedo sonreír con este lado de la cara, así que tengo una parálisis completa en este lado”, fueron las palabras con las que Justin Bieber informó a sus seguidores que fue diagnosticado con el síndrome de Ramsay Hunt. Rápidamente, las redes sociales se convulsionaron. Y es que la palabra parálisis nunca puede tomarse a la ligera.

“Esto es bastante serio, como pueden ver. Ojalá no fuera así, pero, obviamente, el cuerpo me dice que tengo que bajar la velocidad”, aseguró el cantante antes de informar que se suspendían sus próximos conciertos. Bieber dio en la tecla: el virus que produce este síndrome está latente y puede aparecer en cualquier momento, como fruto de un pico de estrés, advierte Daniela Graci, responsable de la Unidad de Neurología del hospital Nicolás Avellaneda.

“Clínicamente, es una parálisis del semirrostro, que se produce por el virus de la varicela zóster; es un virus que está alojado en la mayoría de las personas que han tenido varicela y permanece en el organismo. Puede reactivarse por un pico de estrés o porque inmunológicamente se dan las condiciones para que reaparezca. Lo que hace es lesionar el nervio facial en su función periférica”, explica la especialista.

Que “inmunológicamente estén dadas las condiciones” quiere decir -indica la organización Facial Palsy UK- que si se debilita el sistema inmunitario y es menos capaz de combatir infecciones, el cuerpo puede volverse vulnerable, permitiendo que el virus se reactive. ¿Y cuál es el mayor debilitador del sistema inmunitario? El estrés.

¿Un trastorno raro?

Fanáticos de todo el mundo se alarmaron y se preocuparon con la noticia de Bieber. Lo que le sucedió es serio, pero es más frecuente de lo que parece, admitió Graci. “Sólo hoy (por el jueves pasado) tuve en el consultorio dos pacientes con este síndrome -resalta-; en esta época del año, y aunque no se sabe muy bien por qué, es más frecuente; hay picos de esta enfermedad en otoño y en primavera”.

El problema es que no hay cómo prevenirlo. “Sí hay factores de riesgo: si sos diabético o si tenés obesidad y estás mal controlado... eso puede agravarlo, pero no se puede prevenir. Es muy común, y hay hasta un saber popular de qué hacer una vez que te sucedió”

Síntomas y diagnóstico

MayoClinic asegura que existen dos principales signos de alarma: 1) que aparezca un sarpullido rojo doloroso con ampollas llenas de líquido dentro y alrededor de un oído y/o 2) debilidad o parálisis facial en el mismo lado del oído afectado. Otros síntomas que podría experimentar el paciente una vez infectado, podrían ser: dolor de oído, pérdida de la audición, zumbido en los oídos, dificultad para cerrar un ojo y boca y ojos secos.

“Es muy molesto, y en pacientes que tienen antecedentes de dolores de cabeza, puede complicarse aún más; y más que el dolor, es la molestia de que la comida se va por la comisura labial y que los pacientes no puedan cerrar el ojo. Y esto es lo único peligroso, que si el ojo no cierra bien puede producirse una úlcera”, comenta la especialista.

Ante cualquiera de estos síntomas, y para evitar problemas a largo plazo, los pacientes deben acudir rápidamente a la consulta médica.

MayoClinic recomienda consultar primeramente al médico de cabecera, para que este derive al paciente a un neurólogo o a un otorrinolaringólogo.

Tratamiento

“Una vez que se ha producido el daño en el nervio, la recuperación completa de la simetría facial puede tardar entre tres y seis meses, o incluso más; algunos pacientes se quedan así toda la vida. El grado de recuperación es variable -detalla Graci-; lo primero que se hace es una evaluación neurológica, luego un tratamiento farmacológico con antivirales de acuerdo al tiempo de evolución del cuadro, normalmente se hacen hasta 48 horas después, y más tarde se hace una rehabilitación motora”.

Último paso

Bieber ya está en este último paso; según informó, actualmente realiza ejercicios faciales para “volver a la normalidad”, pero admite que no sabe cuánto tardará su recuperación. Y aunque se recupere, el virus sigue latente. “Es muy frecuente que lo vuelvan a tener personas que ya lo padecieron; haberlo tenido es un factor de riesgo”, alerta la experta.