La reducción de las exportaciones de trigo y otros productos alimenticios de Ucrania y Rusia generan el riesgo de dejar entre 11 millones y 19 millones de personas más con hambre crónica durante el próximo año, dijo hoy la agencia de alimentos de las Naciones Unidas.

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El conflicto en Ucrania ha empeorado una crisis alimentaria mundial, con aumentos en los precios de los granos, aceites de cocina, combustibles y fertilizantes.

Los dos países representan casi un tercio de los suministros mundiales de trigo, mientras que Rusia también es un exportador clave de fertilizantes y Ucrania es un importante proveedor de maíz y aceite de girasol.

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Boubaker BenBelhassen, director de la División de Mercados y Comercio de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), dijo que el impacto del conflicto "podría llevar a entre 11 millones y 19 millones de personas a la hambruna o hambre crónica para 2022/23".

Esta estimación preliminar se basó en la reducción de las exportaciones de productos alimenticios de Ucrania y Rusia, dijo a los periodistas.

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La FAO también explicó ayer en un informe que los crecientes costos de los insumos agrícolas, como los fertilizantes, podrían disuadir a los productores de expandir la producción y empeorar la seguridad alimentaria en los países más pobres que enfrentan facturas de importación récord.

"Los países más afectados están en la región del Cercano Oriente/África del Norte dada la fuerte dependencia de estas naciones de las importaciones, especialmente de trigo, pero también de aceite vegetal, aceite de girasol", indicó.

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Algunos países del África subsahariana y de Asia, como Bangladés e Indonesia, también estaban siendo "muy afectados", agregó.