Para los que aman el invierno, el frío es sinónimo de felicidad. Para los team verano, está empezando una época de sufrimiento y resguardo. Pero hay algo que hermana a todos, más allá de la grieta: el frío nos puede enfermar. Y es que, en las últimas semanas la temperatura ha empezado a bajar celosamente; ya se prevén mínimas de hasta seis grados para los próximos días. Es momento de darle la bienvenida al frío, de aceptarlo y de cuidarnos para prevenir las afecciones típicas que aparecen.

Hay que decirlo: en los tiempos en los que el uso de barbijo era un mandamiento, las enfermedades respiratorias disminuyeron sustancialmente. Además de protegernos de la covid-19, el tapaboca sirvió como recipiente para alejar los virus que producen neumonía, influenza y otras enfermedades. Ahora, con las flexibilizaciones, reaparecen todas esas afecciones que habíamos evitado.

Así lo explica a LA GACETA Ernesto José Ways, asesor de Enfermedades Respiratorias del Ministerio de Salud Pública. “La pandemia ha cambiado las condiciones de susceptibilidad a los virus. Al haber pacientes que no estuvieron en contagio con esos virus cuando estuvimos en cuarentena, ahora, con la liberación de las medidas preventivas, los virus se reproducen con más facilidad, porque hay falta de recuerdo inmunológico”. Pero hay muchas otras razones.

Causas

“Es una realidad que la circulación de virus se incrementa en otoño-invierno. Y, a pesar de que hemos tenido un gran aumento en el verano de virus no habituales en esa época (como el brote de influenza hace unos meses), el mayor incremento de estas enfermedades se produce con el frío”, asegura el experto.

Y es que, como ya hemos aprendido por las malas, el encierro es el caldo de cultivo para contagios. Entonces, no es sólo el frío es lo que nos contagia, sino cómo nos comportamos con él. Sí, es verdad que los virus de la gripe, por ejemplo, prefieren los climas invernales y secos, pero también es una realidad que con las bajas temperaturas empezamos a convivir en ambientes cerrados. “El frío hace que no se abran las ventanas, que estemos dentro de las casas... Se incrementa el hacinamiento; cambian las condiciones de habitabilidad y eso genera un incremento en los contagios”, asegura Ways.

Para enfermarnos -indica- tiene que haber una conjunción de factores. “El frío, como agente físico, predispone a algunos síntomas respiratorios, que el aparato respiratorio utiliza como defensa: el aumento de secreciones, la tos para quitar flemas... pero esos son conceptos físicos. Para que existan estas condiciones hacen falta una concurrencia de distintos factores, como la circulación de virus, el cambio de clima y las defensas. No es sólo el frío”

Otras enfermedades

Existe el mito de que el frío nos hace padecer sólo a nivel respiratorio, pero -advierte Ways- es una verdad a medias. “Si bien notamos masivamente el incremento de las patologías respiratorias, también hay condiciones para la exacerbación de algunas patologías cardiovasculares y de algunas enfermedades crónicas”. alerta el médico.

El frío puede producir consecuencias negativas en personas con hipertensión arterial, con diabetes o con hipotiroidismo. Además, podría aumentar la predisposición a infartos o isquemias. Y es por eso que uno de las dos mayores poblaciones de riego son los adultos mayores. “Porque están condicionados por las comorbilidades que poseen. Tienen mayor posición no sólo de contagiarse de virus, sino de tener una evolución hacia grandes complicaciones en su salud”, dice Ways. Los niños son el otro público a proteger, ya que tienen grandes posibilidades de contraer enfermedades respiratorias.

A cuidarse

El experto enumera las enfermedades más comunes en otoño-invierno: “son la bronquitis obstructiva, la bronquiolitis, la neumonía y las enfermedades de tipo influenza (ETI)”.

Y no hay recetas mágicas para evitar contagiarse, sólo la prevención. “La protección es el mantenimiento de las medidas preventivas que nos ha enseñado la covid: uso de barbijo, lavado frecuente de manos, circulación cruzada de aire y vacunación”, advierte y resalta: “la clave de la prevención es cortar la cadena de contagios, y eso se hace al mantener las medidas preventivas que nos enseñó el coronavirus, que nos sirven para otros virus”.