Con una nutrida y apretada agenda continuará esta tarde el festival gratuito de cine de terror y fantástico Terror Córdoba, desde las 18 en la Sociedad Francesa de Tucumán (San Juan 751).

La grilla de actividades promete muchas proyecciones de cortos y largometrajes de la Argentina e internacionales (ver “Proyecciones...”), pero también un espacio para el diálogo y el debate sobre lo que está produciendo el género en este momento. La mesa “Detrás del cine de género” estará integrada por los realizadores tucumanos Irina Parolo, Pablo Shembri, Bonzo Villegas y Bernabé Quiroga y las cordobesas Carla Sabri y Valentina Lellin, quien dialogó con LA GACETA.

- ¿En qué momento estamos del desarrollo del cine de terror latinoamericano y argentino?

- No quiero sonar optimista en una realidad complicada para el cine y la cultura en general. Venimos de dos años de pandemia que paralizaron a la producción cinematográfica en su totalidad, y si le sumamos el vaciamiento del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) y las políticas que marginaron a las productoras independientes, la realidad parece un poco negra. Sin embargo, estamos atravesando un buen momento para nuestro cine de terror: han aumentado las producciones y su calidad, y se ve un desarrollo importante en la región. En los últimos años, producciones latinoamericanas llegaron a festivales como Cannes, San Sebastián y el reconocido de cine fantástico español en Sitges, sin mencionar muchos otros. Ganan premios en concursos y se produce con mejores presupuestos. El prestigioso programa Ibermedia ha apostado al cine fantástico en asociación con la plataforma Blood Window. En lo independiente empezamos a ver propuestas que tienen identidad propia y eso es lo que considero clave para pensar en el desarrollo de nuestro cine latinoamericano.

- Siempre hubo realizadores interesados en este género, ¿pero estamos en un tiempo en el que están concretando más proyectos?

- Absolutamente, y podemos verlo con esta pequeña muestra que traemos del festival, a donde exhibimos dos películas federales representando a Tucumán y Córdoba. A partir de la plataforma Blood Window impulsada por el Incaa en 2013, la producción de cine de terror y fantasía tuvo un ímpetu diferente, porque inevitablemente puso al cine de género en otro panorama. La realización independiente toma perspectiva y muchxs realizadorxs se animaron a hacer terror, y pensando en la exhibición y distribución. Se crearon en toda la región muchos festivales específicos, lo que estimula aún más la concreción de proyectos ya que cuentan con espacios de visibilización.

“CARROÑA”. Un mundo posapocalíptico desde la mirada argentna.

 -¿Qué implica que haya más filmografía regional en esta temática?

- La importancia radica fundamentalmente en la creación de identidad, de poder contar historias propias, mostrar problemáticas o situaciones que tienen que ver con la sociedad donde habitamos. Y no estoy sólo refiriéndome al cine de terror y fantasía, sino a la realización cinematográfica en general.

- ¿Qué la diferencia de otras?

- Elegir el cine de terror o fantasía para contar nuestras historias tiene que ver con una forma de ver el mundo. En algún momento pensaba que el género cinematográfico era una herramienta para contar, pero después de compartir experiencias con colegas, tanto de la exhibición como de la producción, pude entender que quienes nos dedicamos al género tenemos una forma quizá más cruda de ver la realidad y es por eso elegimos esa forma de contar.

- ¿Cómo se está dando el desarrollo en el interior del país?

- Es notable el crecimiento en los últimos años, desde la experimentación en cortos hasta los largometrajes que nos van llegando; hay un importante avance en la realización, y con propuestas muy interesantes de ver. También esto fortalece la capacitación de nuestrxs realizadorxs. Terror Córdoba Itinerante tiene esa esencia, acercar la posibilidad de capacitar e incentivar. Las provincias van creciendo en sus políticas audiovisuales; por dar un ejemplo, la edición del concurso de guiones de Mendoza del año pasado tuvo como premisa el cine fantástico. Notamos mayor interes por parte de las regiones, se están creando nuevos espacios de exhibición, como el Nieve Roja de Bariloche, de a poco vamos construyendo nuestro cine de género nacional y federal.

- ¿Hay una línea argumental o estilística construida o en construcción entre los realizadores argentinos?

- Siempre menciono la experiencia con los visionados y cómo cada región refleja sus propias problemáticas. Antes podía decir que en la Argentina había una tendencia al material vinculado con las creencias religiosas, con un fuerte foco en el catolicismo; sin embargo, todo va cambiando rápidamente y tenemos diversidad de propuestas, hasta cine postapocalíptico nacional.

- ¿Se debe ver al cine de terror también en clave política, permite contar historias que exceden la lectura lineal?

- Totalmente, el cine siempre es una herramienta de comunicación y más allá del género cinematográfico que se elija para contar, siempre estaremos frente a una postura ideológica y una forma de ver las cosas. Quizá es menos “panfletario” que otros géneros, pero igual se puede pensar en su trasfondo ideológico, político y social, que está inmerso en un contexto de la realidad.

-¿ Qué está pasando entre los cineastas de Córdoba alrededor de esta temática?

- Va creciendo a pasos agigantados: cada vez hay más realizadores y menos prejuicios y esa es una pelea que el festival que hacemos se puso como meta dar. El año pasado se estrenaron cuatro títulos cordobeses en Terror Córdoba, y pasamos varios trailers de proyectos que se están desarrollando, y eso es una clara muestra de que desde Córdoba se está generando un propio cine de terror.