Las dos ciudades más grandes de China endurecieron este lunes las restricciones por la covid-19, en medio de un clima de preocupación por el rebrote en los contagios.

En Shanghái, que soporta su sexta semana de confinamiento, las autoridades lanzaron un nuevo impulso para poner fin a las infecciones. Si bien no ha habido un anuncio oficial, los residentes de al menos cuatro de los 16 distritos de ese distrito recibieron avisos el fin de semana diciendo que no se les permitiría salir de sus casas ni recibir entregas, lo que provocó una lucha por abastecerse de alimentos.

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A algunas de estas personas se les había permitido previamente moverse por sus complejos residenciales.

"¡Vete a casa!", gritó una mujer a través de un megáfono a los residentes que se mezclaban en la vía pública, en la zona comprendida por las restricciones.

"Era como una prisión", afirmó Coco Wang, quien vive en ese sector de Shanghái.

Mientras tanto, en las restricciones más severas impuestas en Beijing hasta el momento, un área en el suroeste de la capital prohibió el lunes a los residentes salir de sus vecindarios y ordenó detener todas las actividades no relacionadas con la prevención del virus.

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En otros distritos de Beijing, además, se les dijo a los vecinos que trabajaran desde casa; algunos restaurantes y el transporte público cerraron; y el lunes se clausuraron carreteras, recintos y parques.

Las restricciones han cobrado un alto precio en la economía de China. El crecimiento de las exportaciones se desaceleró a su nivel más bajo en casi dos años, según mostraron los datos del lunes, ya que el banco central se comprometió a intensificar el apoyo a la economía en desaceleración. 

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Los lentos datos llevaron al yuan de China a un mínimo de casi 19 meses frente al dólar estadounidense.

El gobierno de China insiste en que se apegará a su política de "cero-covid" para combatir una enfermedad que surgió por primera vez en la ciudad de Wuhan, a fines de 2019, y advierte que esta política está salvando vidas. (Reuters)