Así como en el debut la gran virtud de San Martín ante Temperley fue la presión y la contundencia, demostrada en los primeros 25 minutos, ayer ante Deportivo Morón, al equipo tucumano mostró falencias para poder anotar ante un rival que se encerró en su campo y apostó al error y al contragolpe.

San Martín nunca dejó de buscar el arco rival, pero todos los caminos estuvieron cerrados. Ni el gran primer tiempo de Nicolás Sansotre, en sociedad con Federico Jourdan, alcanzaron para desnivelar el resultado. 

Tampoco los intentos de Valentín Larralde encontraron bien en posición a Lucas Cano. Al manejo de la pelota y del partido le faltó el gol. Tiene que afinar la puntería.