La disfunción eréctil afecta a muchos hombres. Consiste en dificultades para lograr o mantener una erección, y, si bien es más común a medida que se envejece, no es parte natural del envejecimiento.

De hecho, hace unos meses LA GACETA publicó un informe que daba cuenta del aumento de consultas de personas jóvenes con problemas de erección. Esteban Ale, del staff del servicio de Urología del hospital Avellaneda, informaba que llamaba la atención la cantidad de personas de entre 20 y 40 años que acudían a consulta. Pero explicaba: “la actividad sexual es una acción compleja que involucra emociones, el cerebro y los órganos genitales. En pacientes jóvenes es muy probable que el problema no radique en sus genitales, sino más bien en cuestiones psicológicas”.

“De los adultos mayores, por su parte, dos de cada tres varones posiblemente vivan una andropausia, que implica descenso de la testosterona; pero la disminución de la hormona tiene sólo efecto indirecto sobre la disfunción eréctil”, aclara Alejo Rasguido, urólogo y especialista en andrología, y resalta que también a esa edad los obstáculos para lograr la erección pueden tener origen emocional: “por ejemplo, por el temor a un posible ‘mal desempeño’, especialmente en relaciones nuevas”.

Claramente, a la disfunción eréctil es fácil (y angustioso, por supuesto) autodisgnosticarla. Pero, aunque a veces “tire” el pudor, no es buena idea quedarse con ello; y menos salir a buscar “soluciones” en las redes sociales o en Internet. Es clave la consulta, porque las razones importan. E importan mucho

¿Malas costumbres?

La pregunta es un poco capciosa: no tiene que ver con conductas sexuales, para nada.

Sucede que hay otro origen de la disfunción eréctil que es importante destacar (tanto para resolverla como para prevenirla) y tiene que ver con los hábitos... de vida; más concretamente, con lo que comés... y con lo que tomas.

No hay solución mágica

Tampoco significa que comer “esto o aquello” va a solucionar el problema; la realidad es más mucho más compleja.

“Pretender que un suplemento vitamínico sirva para prevenir o combatir la disfunción eréctil es como intentar poner una curita en la pared para tapar una grieta. No vamos a conseguir gran cosa”, resalta Bárbara Romano, dietista-nutricionista del Hospital Clínico de Barcelona, en una entrevista publicada en el sitio https://cuidateplus.marca.com, y resalta que hace falta es cambiar el estilo de vida.

“Por ejemplo, el colesterol obstruye las arterias del pene tanto como lo hace con las coronarias; y no olvidemos que la erección depende (en parte) de la irrigación”, advierte Rasguido y añade a la lista los triglicéridos, la resistencia a la insulina (y la diabetes, claro), la obesidad, un elevado índice de masa grasas visceral y la hipertensión arterial. “De hecho, uno de los efectos que puede tener la medicación contra la HTA es la disfunción eréctil”, resalta. Razón de más para intentar controlarla con cambios en el estilo de vida

Cuidado con el azúcar

“La diabetes influye a dos puntas -agrega el urólogo tucumano-. Por un lado hay riesgo de lo que se llama microangiopatía diabética, que es la formación de pequeños trombos (coágulos). Esos circulan por las arterias... también por las del pene”. Pero además, añade, la diabetes puede causar daño a nivel neurológico. “Provoca una neuropatía que impide que le llegue al pene la ‘orden’ del cerebro: ‘¡ey!, tenés que tener una erección’”, resalta.

Síntoma centinela

La dificultad reiterada para lograr la erección debería de ser una advertencia de riesgo cardíaco, y también por esto no es bueno quedarse con el autodiagnóstco.

“Dada su relación con lo cardiovascular, la disfunción eréctil debería ser un dato que manejaran los cardiólogos -resalta Rasguido-. Está demostrado que cuando confluyen un tiempo la disfunción eréctil y un sindrome metabólico, es importante tomarlo como predictor de riesgo de infarto. Está demostrado que la probabilidad de sufrirlo se acrecienta entre tres y cuatro veces”.

Sinteticemos: es crucial vencer el pudor y consultar. No sólo por el presente; también por el futuro...