¿Se le puede recriminar algo a este San Martín? Poco. Tal vez el error que tuvo fue en cómo planteó el duelo de ida, en el que Ferro lo golpeó producto de su desesperación por sacar una ventaja. No mucho más.

San Martín: el dolor de no haber sido

Más allá de algunos errores puntuales, producto de la necesidad de marcar goles para poder torcer una historia que venía difícil, el “Santo” anoche dejó todo en el campo. Superó de principio a fin a un Ferro que se sintió avasallado y casi se limitó a dejar correr el reloj.

Lo de San Martín en el Ricardo Etcheverri de Caballito fue muy bueno; pero a la vez, una fotocopia de lo que mostró desde que Pablo De Muner tomó la posta, allá por la fecha 7. Manejó la pelota desde su primera línea sin desesperarse, abrió la cancha y trató de ser incisivo en los últimos metros. Pero justamente eso fue en lo que casi nunca logró hacer pie el “Santo” en todo el campeonato. Le costó horrores concretar las situaciones de gol y ese es un punto que debe ser estudiado a fondo a la hora de pensar en el nuevo proyecto.

Más allá de la eliminación, la dirigencia debe ser cauta porque el equipo peleó hasta el final pese a que un plantel demasiado corto le terminó pasando facturas en el último tramo de la competencia. Y eso debe servirle como punto de partida para lo que viene.

De Muner demostró que con un trabajo serio se puede dar pelea, inclusive maquillando falencias que antes habían quedado expuestas. Y en el plantel hoy hay varios jugadores que pueden ser la pata de la nueva estructura y otros que, si bien no lucieron como se esperaba, pueden llegar a ser más importantes como “segunda guitarra”, acompañando y siendo opciones de recambio.

Pero lo que está clarísimo es que con todos los errores a cuestas, San Martín terminó dando pelea, mezclándose con los que habían arrancado el torneo como candidato y hasta superándolos en algunos casos.

“No es el mejor plantel de la categoría, pero trataremos que sea el mejor equipo”, dijo “Tomate” ni bien puso un pie en Tucumán y en parte lo logró porque San Martín fue el equipo que menos perdió en la temporada y al que menos goles le convirtieron.

Por eso, es tiempo de parar la pelota, digerir el golpe, aprender de los errores y ponerse manos a la obra para volver a dar pelea. Este equipo demostró que se puede y si logran mejorar el plantel, el objetivo estará más cerca.