“Hacer cultura no es solo abrir nuevos museos e inaugurar una muestra artística. Cultura son los saberes, las memorias, las costumbres y los actos cotidianos, y el Estado debe dirigir sus políticas en ese sentido e invertir fondos para la difusión y la creación de las manifestaciones culturales”, dijo en alguna ocasión Juan Bedoián, periodista tucumano, que murió a los 74 años, en Buenos Aires.

De origen armenio, editor del suplemento “Viajes” y de la Revista “Ñ”, del diario Clarín, Bedoián egresó de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT y partió a Buenos Aires para hacer un doctorado. Había realizado antes sus primeras escaramuzas periodísticas en el diario El Pueblo y en Canal 10. Luego se abrió camino en Clarín, forjando una destacada trayectoria como periodista cultural. “Lo conocí en El Buen Gusto, de donde era habitué en los 70; él era muy amigo de Pancho Galíndez, el Bebe Álvarez, Eduardo Ramos... Siempre que volvía, nos reuníamos con los amigos, revivíamos las noches de bohemia. Era muy amigo del ‘Colorao’ Kirschbaum, de su hermano Carlos... Bedoián tenía muy buen humor; agradable, inteligente, no tenía el perfil intelectual de una cierta ferocidad. Lo recuerdo en El Buen Gusto, en esos años 70, en ese mundo del nacionalismo popular. Trabajó en Canal 10, estaban en esa época el Colorao, Manuel Dávila, Eduardo Ramos, Quino Álvarez... Creo que su mayor logro fue el éxito editorial de ‘Ñ’, ahí, me parece que concretó su vocación de periodista y de hombre ligado a la literatura”, recuerda Horacio Elsinger, escritor y director provincial de Letras.

En 2010, Consejo Nacional Armenio le otorgó el galardón Hrant Dink al periodismo, por su trayectoria en defensa por los derechos humanos y las instituciones republicanas y en agradecimiento a la constante solidaridad con la causa armenia.

“A Juan Bedoián lo conocí cuando éramos estudiantes secundarios, no íbamos al mismo colegio, pero ya desde el primer acercamiento tuvimos una buena relación, al principio tenía que ver la música, después, un poco más grandes fuimos compañeros de redacción del diario el Pueblo, un vespertino que se publicó con la dirección de José Ignacio García Hamilton a comienzos de los 70. Después nos unió Buenos Aires y hacíamos reuniones muy hermosas, muy rodeados de afecto, de música, de extrañar Tucumán. Luego, de regreso de mi exilio, intensificamos el vínculo y se fue construyendo una amistad sólida en la que circuló siempre la música, la tucumanidad, el humor que en él era algo realmente finísimo. Era un placer estar con Juan, con su modo irónico, sarcástico, y también la comida, él desde su recetario armenio y yo desde el sirio libanés… solíamos hacer concursos y una de las marcas de esa transmisión culinaria fue una receta del locro tucumano, que yo le pasé hace muchos años y cada vez que él o yo hacíamos un locro, nos aguijoneábamos para mostrarle al otro la calidad del resultado”, evoca el guitarrista Juan Falú.

En 2004, en Rosario, expuso en el Congreso de la Lengua Española. La revista “N”, de Clarín, recibió en manos de Bedoián el Premio Konex Mención Especial 2007. La publicación se propuso desde sus inicios tratar “los temas culturales desde un medio masivo de comunicación, socializar el conocimiento con el lector de manera rigurosa y bella sin caer en la banalidad, en el prejuicio de la ilustración, en el esoterismo o en el aburrimiento”, expresaba la argumentación.

“Juan Bedoián ha sido un notable escritor, un extraordinario periodista, lúcido, un gran devoto de la buena literatura, del buen cine, daba gusto hablar con él sobre libros, autores, escritores, y en ese sentido, tenía no solo idoneidad, sino una gran seriedad para encarar ese terreno. También nos unía un dolor por ausencias muy cercanas: su hermana y mi hermano, víctimas de la dictadura, pero en ese sentido, éramos más bien callados, llevábamos ese tema en silencio que era un modo de comunicación también. Es muy lamentable su partida”, señala Juan Falú.