En una temporada que había comenzado torcida, de repente estar a un paso de la final parecía un regalo impensado. Dispuestos a dejar todo, los hinchas colmaron las tribunas de La Ciudadela para inundar de aliento a San Martín, que al final no pudo. Pero nada de eso le importó a los "cirujas", que despidieron a sus jugadores con una ovación, no por lo hecho ante Tigre, sino por haber logrado la recuperación que hace seis meses se avizoraba como soñada.