Lo buscó por abajo, por el centro, por arriba y por los costados. Y en la última que tuvo, llegó. “Nos quieren matar...”, gritó un hincha cuando terminó el partido. Es que San Martín sufrió más de la cuenta para vencer a Temperley por 2 a 1. Principalmente por errores propios y que se repiten fecha tras fecha. Otra vez el “Santo” tuvo dificultades para terminar las jugadas ante un rival que, de antemano, era mucho más débil. Y lo demostró anoche a lo largo el juego en La Ciudadela.

Es cierto que, otra vez, fue el equipo que conduce Pablo De Muner el que propuso jugar con la pelota contra el piso, en el campo rival y con mucha posesión. Sin embargo, en los últimos metros sigue evidenciando la carencia de ese pase fino, que te hace ganar un partido y te vuelve temible.

Una vez más San Martín tuvo desempeños dispares, otro de los puntos que lo llevaron a sufrir hasta los 93 minutos para desenredar un partido, que iba camino a otro amargo empate.

Si tan sólo consiguiera un poco más de equilibrio y eficacia en el área rival, esa distancia de cinco puntos con Almirante Brown parecería más que alcanzable. Pero el líder no se cae y ya restan apenas 12 puntos en juego.

A los tucumanos no les queda otra que ganar todo lo que falta para asegurarse un lugar en la liguilla por el segundo ascenso y mantener las chances de pelear por el primero.

El margen es cada vez más chico y, ahora, San Martín deberá buscar la victoria en Mendoza, ante Maipú, otro rival ganable, si es que recupera la memoria y, sobre todo, la contundencia.